Diablos y pingüinos
Provocar la sorpresa del público. Eso es lo que los creadores de Nippon Ichi Software buscan con el disparatado guión de Disgaea: Hour of Darkness, un videojuego de estrategia táctica que se aparta de las directrices habituales del mundo del entretenimiento electrónico. Después de su debut en tierras niponas llega a Europa para arrancar las sonrisas hasta de los más pintados.
Después de una cabezadita de tres años, Laharl, el príncipe de los demonios, descubre que su padre, el rey Kriechlov, ha muerto y unos cuantos enemigos se disputan el trono vacante. Entonces entra en escena Etna, una diablilla que quiere ayudar a Laharl con su ejército de pingüinos. Por otro lado se mezclan los pasos de la guapa Flonne, una ángel asesina enviada al infierno por los habitantes de Celestia para que acabe con el padre de Laharl. Cuando descubre que su objetivo ya se ha resuelto sin su intervención, decidirá quedarse igualmente junto al príncipe de los demonios y luchar contra Vyers, un atractivo demonio con acento francés.
'Disgaea: Hour of Darkness'
Género: Estrategia
Fabricante: Nippon Ichi Software
Plataforma: PlayStation 2
Precio: 59,95 euros
Edad recomendada: Mayores de 12 años
Internet: www.nippon1.co.jp
www.atlus.com/dis/
Los gráficos mantienen un marcado estilo manga japonés, los escenarios son tridimensionales mientras que los personajes son en dos dimensiones, pero la calidad del conjunto es muy buena y no desentona para nada. Cabe destacar en el apartado gráfico los efectos de luces, que son el punto fuerte del programa y acompañan las luchas de los personajes contra sus rivales. El doblaje es en inglés; pese a no haberse traducido al castellano debe reconocerse la cuidada calidad de las voces que utilizan rimas para lanzar sus hechizos.
Dentro de los juegos de estrategia táctica Disgaea: Hour of Darkness es uno de sus mejores exponentes, ya que la firma Nippon Ichi, responsable del título, ha desarrollado un sistema de combate y una evolución de personajes difícil de igualar. A todo ello debe añadirse una historia con un fuerte sentido del humor que da como resultado un argumento desenfrenado.
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