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OCIO

El videojuego se ve envuelto en varias polémicas tras actos violentos

Los medios de comunicación que siguen el caso del asesinato de Stefan Parkeerah, de 14 años, a manos de Warren Leblanc, de 17, en un parque de Leicester el pasado febrero, apuntaron hacia el videojuego Manhunt como posible móvil. Los padres del acusado declararon al tabloide The Daily Mail que oyeron decir a algunos amigos que el chico estaba obsesionado con el título de Rockstar, "hecho que arrojaría luz al inexplicable comportamiento". Rápidamente el diputado Keith Vaz arremetió contra la violencia que acompaña la historia de Manhunt -Caza al hombre- y de la irresponsabilidad de Sony y Rockstar por lanzar títulos así al mercado. Sin embargo, la policía de Leicestershire hizo un comunicado en el que desvinculaba al asesinato del videojuego y explicaba además que quien tenía una copia del mismo era la víctima y no el atacante. "El daño ya está hecho", se lamentaba Roger Bennet, director de la Entertainment and Leisure Software Publishers Association (ELSPA), y recriminó en una carta abierta a los distintos diputados el hacer declaraciones "irracionales", recordándoles que aún no existe ningún estudio que vincule la violencia con el entretenimiento electrónico.

Otros incidentes violentos sucedidos en los alrededores de cibercafés de Los Ángeles (California, EE UU) han promovido una ley local para que los propietarios de la treintena de cibercafés coloquen cámaras de vigilancia en los alrededores de estos centros, se ocupen de hacer cumplir el horario de cierre y, además, limiten el número de ordenadores por centro.

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