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VISTO / OÍDO
Columna
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Más guardias

Sociedades como la nuestra se apoyan en la policía: están organizadas sobre la propiedad privada que tiene una minoría frente a los que se llama "desposeídos" , eufemismo de "pobres"; participio de "desposeer" o "privar a alguien de lo que posee". Ellos creen lo mismo, que les han arrebatado algo que tuvieron. La finalidad de la policía es evitar que traten de robar, o sea de recuperar -en su alucinación- aquello de lo que creen que fueron desposeídos. El ministro del Interior revela que hay un 20% de vacantes en la Policía y la Guardia Civil: no veo que las fuerzas "del orden" sean menos, sino que van apareciendo por otras vías. El "orden" se ha privatizado en compañías que vigilan edificios y personas públicas. Guardaespaldas -"escoltas", o en lo clásico, guardias de corps- hay 5.000 dependientes del Estado. Muchos son necesarios, otros de personas "de alto standing", no amenazadas pero que forman parte de su prestigio. Otros se han incorporado a la seguridad desde otros puestos. La rara astucia de Ruiz-Gallardón ha hecho dos operaciones: son empleados sin armas los que vigilan y multan el mal estacionamiento; y ha salido otro cuerpo no policial de chalecos reflectantes para dirigir el tráfico; los guardias de verdad, los armados, han dejado ese oficio para el que fueron creados y están patrullando en las calles. Por ejemplo, en la operación contra la prostitución se ha "identificado" a 12.500 personas en torno a la Gran Vía de Madrid: o sea, se les da el alto, se les saluda cortésmente y se les piden los papeles. Sospechosos: "de ser clientes de las meretrices". En España no está prohibida la prostitución, y menos la clientela. 138 han sido detenidos. Sería gentes "sin papeles".

Al mismo tiempo, se aumenta en el ciudadano la noción de riesgo. Es la política de Bush, a quien ayer apalearon en efigie en Nueva York, donde va a celebrar su convención: el terrorismo es cierto, y usted debe ceder sus derechos de ciudadano y tener un guardia que parece que le vigila, pero les vigila a ellos, aunque no se sepa quiénes son. Bush basa su campaña de Nueva York, ciudad del partido demócrata, en el 11-S. (Ah, como la prostitución no está prohibida, la operación del alcalde y la Botella -ya medio vacía- se llama "contra la esclavitud sexual": ¿cómo se opondrá nadie a algo tan justo?).

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