El eurodiputado de CiU avisa del riesgo de votar "como Le Pen"

Europa se ha convertido por vez primera en un problema para Convergència i Unió (CiU). El referéndum sobre la Constitución europea ha abierto un foso entre sus dirigentes, que se han lanzado a expresar públicamente su posición a favor o en contra sin respetar el silencio exigido por Artur Mas, su secretario general. El único eurodiputado de CiU, Ignasi Guardans, elevó un poco más la tensión interna al afirmar ayer que la imagen de CiU "está en juego" si acaba votando no como el ultraderechista Le Pen.

Para los catalanistas, Europa ha sido siempre la solución. Pero ahora ha llevado a CiU a una de las divisiones más descarnadas de su historia, justo en su momento más delicado: tras perder el Gobierno de la Generalitat después de 23 años en el poder y el paso a segunda línea de Jordi Pujol, el líder cuyo carisma solía aparcar las posibles divergencias.

Hoy Pujol prefiere guardar silencio sobre la Constitución europea y dice que no hablará hasta el congreso extraordinario convocado para decidir la postura de Convergència (CDC), previsto para finales de año. Y su heredero, Artur Mas, también evita pronunciarse: duda. Ambos admiten la división, pero la presentan como muestra de la "vitalidad" interna.

La única petición de Mas -exigir silencio a los dirigentes hasta el congreso extraordinario- es ignorada prácticamente todos los días. El goteo de dirigentes que se pronuncian en un sentido es casi diario y en un tono cada vez más apasionado: ayer, el único eurodiputado de CiU, Ignasi Guardans, adscrito al ala más liberal de Convergència, admitió, en declaraciones a Servimedia, que es la imagen misma de CiU lo que "está en juego" si vota lo mismo que el ultraderechista francés Jean Marie Le Pen.

"Hay muchas razones para votar que sí; no es posible unirse a aquéllos que en Europa piden el no", afirmó Guardans, quien añadió: "Yo no quiero votar lo mismo que Le Pen". El eurodiputado presentó para CiU un dilema de gran calado: "Según como salgan las cosas; está en juego mucho más que la propia Constitución: ser un partido o convertirnos en tertulia de café".

La vinculación entre el noy Le Pen, subrayada ayer también por el portavoz del Partit dels Socialistes (PSC), Miquel Iceta, ha coincidido con el lanzamiento de la plataforma Euroconvergents pel No, impulsada por una treintena de concejales y militantes de base de CDC. Forman parte del sector más nacionalista de Convergència, que ve en el rechazo a la Constitución europea el campo ideal para recomponer puentes con Esquerra Republicana (ERC), también orientada hacia el voto en contra.

La plataforma no cuenta en sus filas con dirigentes, pero ha sido vista con condescendencia por el propio Pujol -el viernes subrayó que se trataba de "buena gente"-. Aun sin adherirse al manifiesto, destacados miembros de CDC han expresado en los últimos días opiniones muy críticas con la Constitución europea: el portavoz de CiU en el Parlament, Felip Puig, dice que ve "imposible" votarla; y el presidente del grupo en el Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Trias, y el ex eurodiputado Joan Vallvè han insinuado que se inclinan por el no.

En el otro extremo se sitúa Guardans y no está solo: históricos de la importancia de Miquel Roca y Josep Maria Cullell ya han anunciado su voto favorable. También el líder de Unió Democràtica (UDC), Josep Antoni Duran Lleida, está conduciendo al partido democristiano hacia el sí.