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Reportaje:

Fiebre urbanizadora por los campos de golf

Tres proyectos diferentes coinciden para urbanizar amplias zonas de El Campello, Castalla y Ondara

La falta de recursos hídricos en las comarcas del sur o la recesión del turismo no preocupa a los inversores inmobiliarios que han iniciado una frenética carrera por urbanizar y construir campos de golf. En estos momentos se están gestando tres grandes proyectos que afectan a los términos municipales de El Campello (L'Alacantí), Castalla (Foia de Castalla), y Ondara (Marina Alta). Serán campos de golf alrededor de los cuales se construirán decenas de chalés, apartamentos, adosados y hoteles de lujo. Unos proyectos que se sumarán a la abundante oferta actual de los 12 campos de golf que jalonan la provincia de Alicante.

Con independencia de la pasión por el deporte, es evidente que un campo de golf estimula las inversiones inmobiliarias.

El proyecto de El Campello no es nuevo. Hace tres años, con el PP en la alcadía, se planteó la urbanización de la sierra de Les Puntes de Gosàlvez y Ballestera. En aquella ocasión el rechazo popular y la constitución de una plataforma cívica, de la que formaba parte el PSPV, EU y Bloc -formaciones que ahora ostentan el gobierno municipal- logró paralizar la iniciativa. Sin embargo, en estos momentos la Agrupación El Campello-Golf ha presentado una propuesta para urbanizar un millón y medio de metros cuadrados y construir 900 viviendas en torno al campo de golf. Una urbanización que según la Colla Muntanyenca de El Campello afectaría a un millar de pinos repoblados y una parte importante de esta sierras. "Ahora no sabemos qué piensa el gobierno municipal, pero es evidente que nos opondremos y presentaremos alegaciones", anunció ayer Jaume Varó, representante de la Colla. Con el apoyo de grupos conservacionistas y vecinos, la Colla critica que se quiera "poner un campo de golf en cada esquina", ya que a tan sólo 3 kilómetros se encuentra Bonalba, en Mutxamel, que también ha supuesto la urbanización de toda la ladera de la montaña.

El concejal de Urbanismo de El Campello, Vicent Rubio, del Bloc, contestó a los vecinos que "ninguna asociación ecológica puede pretender hipotecar el futuro socioeconómico del municipio", y garantizó la máxima protección de los recursos naturales. El viernes pasado el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana publicó la información referente a este proyecto que amenaza una de las escasas pinadas de la zona. La Colla anuncia que presentará alegaciones al proyecto.

Pero la fiebre por urbanizar y construir campos de golf se extiende también hacia el interior. En Castalla, población de la comarca de la Foia, bien comunicada ahora con una nueva autovía a Alcoi, dos promotoras han presentado sendos proyectos para construir un campo de golf de 36 hoyos, más de 3.000 viviendas y chalés y dos hoteles de lujo, de cuatro y cinco estrellas cada uno. Las propuestas afectan a las partidas de El Forcall, Ballestera y la Lloma del Carro, en total cinco millones de metros cuadrados. El alcalde, Juan Rico, del PP, todavía no se ha decantado por ninguno de los proyectos. La oposición, PSPV y Bloc, han manifestado su "total rechazo" a la iniciativa, acusan al alcalde de querer "aplicar el modelo turístico de Torrevieja, basado en la especulación" y denuncian falta de información en el proceso de tramitación.

La polémica sobre la proliferación de campos de golf salpica también al gobierno municipal de Ondara, en la Marina Alta. Allí el 11 de agosto el Ayuntamiento, en manos del PP, aprobó en solitario un proyecto de campo de golf que comportará la construcción de casi 2.000 viviendas a los pies de la sierra de Segària, sobre una superficie de 1,2 millones de metros cuadrados. El proyecto llevará aparejado un crecimiento demográfico de 6.550 nuevos habitantes, con lo que Ondara duplicará su población actual. El informe de impacto medioambiental, según la oposición municipal, advierte de que la urbanización afectará negativamente a la fauna, flora, vegetación y podría comportar "un riesgo potencial de contaminación de los acuíferos". Pese a todo, la fiebre por urbanizar continúa.

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