_
_
_
_
_
ZP, en primera persona | HUMOR
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Que qué es lo que tengo

Diario de ZP. Con firmeza y sosiego, nos adentramos en lo que podríamos denominar la recta final del periodo vacacional. Al final no ha estado tan mal, aunque seguramente me caerá una buena cuando Sonsoles se entere de que ha pasado el mes con un doble mientras yo me entregaba a un cursillo preparatorio. O no.

-Bueno, Presidente -ha entrado Solbes en mi habitación sin hacer ruido, y apenas he tenido tiempo de esconder mis apuntes. El vicepresidente juguetea con el tirador de una de las puertas del armario, fingiéndose distraído, y aparentemente habla sin emoción-. Hablando con franqueza, Presidente, ¿tú dirías que se van acabando las vacaciones?

-Yo creo que sí, Pedro -digo, y enseguida me arrepiento de haberme comprometido en una respuesta tan concreta.

-¡Me alegra que coincidamos!

-Tampoco me tomes al pie de la letra. Se acaban, pero hay margen.

-Sí, sí -le gallea un poco la voz-, hay margen, pero se acaban, Presidente.

-Sin duda, sin duda. Hala, ya seguiremos hablando de ello.

Eludir cuestiones espinosas es virtud fundamental para un líder político. Entiéndaseme, no se trata de eludir siempre las cuestiones espinosas y aparecer sólo en los momentos en que todo es favorable, pero sí de buscar las circunstancias adecuadas. Con el vicepresidente económico he tenido que practicar a fondo durante estos meses, cada vez que algún ministro anunciaba un gasto extraordinario destinado a cualquiera de esas iniciativas que salpimentaron nuestro programa electoral, construido por Jesús Caldera, y que a Pedro Solbes le pone los pelos de punta. "¿Pero con qué hacíais las sumas en el partido, hijos de Dios Nuestro Señor?".

-Ejem, ejeeeem.

Solbes no había abandonado la habitación.

-Es que... Presidente.

-¿Qué?

-Yo había pensado...

-Qué.

-Bueno, pues, en ir abandonando....

-¡Qué me dices!

-En ir abandonando la casa.

-Pero vuelves al Gobierno, ¿no?

-¡Y claaaro, hombre!

-No me asustes así, hombre.

-¡Pero te alarmas demasiado, Presidente! Esto de ahora no es nada. Ay, en mis tiempos sí que era difícil. La peseta se devaluaba, Roldán se escapaba, había olas de doce metros y a todas horas se oía: ¡Por allí resopla!

-¿Felipe?

-¡Noooo! El déficit. Cómo resoplaba el déficit, qué trienio pasamos, del 93 al 96.

Solbes se va de la casa. Las vacaciones ya no serán lo mismo sin sus camisas de flores, sus bermudas último modelo año setenta y siete y sus regañinas con los ministros de gasto.

-¡Dame un billón, tío Pedro, que voy a anunciar unas medidas y no tengo suelto!

-¡Con el dinero no se hacen bromas!

Con un poco de imaginación, seguro que cumplimos todo nuestro programa. Un poco de imaginación por parte del Gobierno y otro poco de imaginación por parte de los ciudadanos. Política interactiva. Por fortuna, no tengo que cumplir el programa electoral de Mariano Rajoy. ¡Ése sí que era bárbaro! Lo prometía tó, como en el anuncio del cupón del año pasado: "Teeeengo escuelas, tengo hospitales, y tengo empleo de calidá, tengo ciencia y ordenadore y policía gran cantidá".

-Nos vemos en septiembre, Presidente, en la mesa del Consejo.

MARIO MARQUERIE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_