La vuelta a la comedia de Luis Tosar
Cuando Luis Tosar empieza a hablar, su voz llena completamente el ambiente. Y no se trata de una cuestión de volumen. Poco antes, en la presentación a la prensa de Inconscientes, el director Joaquín Oristrell había explicado de dónde surge la idea base de su película. "Llevaba ya algunos años pensando en una comedia sobre el psicoanálisis. Es un tema que ofrece muchas posibilidades. Yo estoy convencido de que es mucho mejor lo que uno oculta que lo que uno enseña, y quería construir una historia sobre esta idea". Leonor Watling y Mercedes Sampietro habían expresado sus opiniones: faltaba Tosar. Intervino. Escuchandolo, lo primero que uno hace es preguntarse de dónde viene esa voz tan intensa. Poco después, entrevistándolo, uno entiende que viene del mismo lugar de donde Tosar saca la intensidad de sus actuaciones. La forma y el contenido de su conversación lo evidencian. "La comedia es algo matemático. Una cuestión de tiempo, ritmo. Y de corazón, a la vez", según el actor. "Si vas un centímetro más allá, ya no funciona. Yo tenía que hacer comedia en ese momento, después de varios papeles dramáticos. Yo quería demostrarme a mí mismo que soy todavía capaz de interpretar este tipo de papeles". Inconscientes era la historia justa -"un guión divertido, pero no superficial"-, y Oristrell y Watling, los compañeros adecuados para el desafío de Tosar. "Joaquín es un director con el que se puede explorar, profundizar. Leonor, una actriz cojonuda. Yo sentía que iba a salir algo bueno". La preocupación mayor, era "encontrar el tono. El tono justo es una línea sutil. Y en un rodaje, sin poder interactuar con el público como en el teatro, a veces es difícil sentir dónde está el equilibrio". De alguna forma, juntos, lo han encontrado.
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