La doble dimensión de Leonor Watling
Protagoniza 'Inconscientes', la nueva película de Joaquín Oristrell, que se estrena hoy, y a principios de septiembre vuelve a la carretera con su grupo musical Marlango, en una gira que recorrerá nueve ciudades
Leonor Watling (Madrid, 1975) toma notas en uno de los cuadernos en los que suele apuntar sensaciones, ideas o imágenes. Un poco de sombra en los ojos y ningún otro rastro de maquillaje. Lleva vaqueros caídos, tacones altísimos y una camiseta con pedrería plateada con la que se dibuja un 600. Sobre la mesa reposan un café solo y un paquete de cigarrillos light. El bar, enclavado en el corazón del madrileño barrio de Chueca, donde vive esta artista, parece sacado de un fotograma de Blade Runner.
Algunos de los textos recogidos esa mañana de agosto en el cuaderno podrían acabar engrosando las letras del nuevo disco que Marlango tiene previsto empezar a grabar el próximo noviembre. Del CD anterior, que da nombre al grupo y con el que la actriz debutó en la música acompañada del pianista Alejandro Pelayo y el trompetista Óscar Ybarra, se han vendido más de 60.000 copias en España y, en un futuro próximo, empezará a distribuirse en Portugal, Francia e Italia. Su éxito ha llegado hasta Japón, donde han dado un par de conciertos. "Cuando salgo al escenario me quedo quieta, muy quieta", cuenta Watling. "Aunque es físicamente imposible no interpretar cantando, hay mucha gente que se sorprende de lo poco teatral que resulta el grupo, pero a nosotros eso no nos importa, lo que nos preocupa es el sonido y la música".
"Es imposible no interpretar cantando, pero la gente se sorprende de lo poco teatral que resulta el grupo"
Leonor Ceballos Watling debutó en el cine en 1993 con Jardines colgantes, de Pablo Llorca. Eligió el apellido de su madre, de origen inglés, como nombre artístico y su lengua materna para expresarse en la música. Impresionó por su belleza en Son de mar -la película de Bigas Luna-, pero desde que interpretó el silencioso papel de Hable con ella, dirigida por Pedro Almodóvar, y formó parte del reparto de Isabel Coixet en Mi vida sin mí -"Pedro e Isabel arrasan en Japón y eso, de rebote, nos ha alcanzado también a nosotros"-, su rostro copó las portadas de las revistas. Ya tenía más que firmada su participación en Inconscientes, la película de Joaquín Oristrell que se estrena hoy, cuando salió a la calle el disco de Marlango, editado por la discográfica independiente Subterfuge. Algunos se acercaron al jazz cálido del grupo atraídos por la belleza de su cantante, pero fue una sensación fugaz porque enseguida quedaron enganchados al alma y la suavidad que trasmitían temas como It's all right o Once upon a time. Otra vez más funcionó el boca a boca y Marlango entró en las listas de AFYVE, donde ha seguido engrosando la relación de los discos más vendidos hasta esta misma semana.
Parte del mes de julio Marlango lo ha pasado de gira en la carretera. Watling se había enfrentado por primera vez al público de un auditorio a los 18 años como miembro de una formación coral, pero lo de ahora ha sido una experiencia completamente nueva. "No somos un grupo para las plazas de los pueblos", argumenta la cantante, que ha acabado enganchada al veneno del directo -"es muy divertido, lo mejor de todo"-. Por experiencia sabe que lo que en el teatro puede convertirse en un defecto en la música termina siendo una característica: "Da igual que cantes con los ojos cerrados o que te quedes inmóvil", añade. "Más allá de la puesta en escena, tienes que asumir que hay gente bajo el escenario y que lo que haces es música. Y no es lo mismo cantar en un teatro de Sevilla ante 1.000 personas que actuar en Lanzarote. Nunca tocas igual. Al escenario subes con lo que tienes ese día, tanto si has amanecido triste como si te encuentras eufórico, y al final lo que ocurre allí es como una conversación en la que el músico es el más vulnerable".
Su idea es que una banda es un organismo que tiene que funcionar para comunicarse con los de fuera. Por eso en directo le gusta la misma gente que le gusta escuchar en discos: Bob Dylan, Lambchop o Chavela Vargas. Como espectadora reconoce que le aburren tanto los que actúan para afuera como los que no hacen ni caso al público.
Casualidad o no, lo cierto es que el éxito de Marlango coincide con la fama de mujeres solistas -Raquel Winchester, Mala Rodríguez, Bebe o Najwa Nimri- o de grupos -Chambao y Pastora- en los que las propias artistas llevan la voz cantante. "La música es la expresión artística donde la mujer alcanza una mayor participación, especialmente como intérprete vocal, pero su participación como instrumentista es casi nula. En la historia del jazz las vocalistas suelen ser mujeres. Ella Fitzgerald, Nina Simone...", señala.
Comparado con el cine, que lo tiene muy cerca, las mujeres directoras son muy pocas. "No hay ninguna de 23 años que esté empezando; a la realización se llega después de trabajar mucho", aclara. Hoy estrena Inconscientes, la nueva película de Oristrell, y es que Watling encarna esa doble dimensión que sólo es accesible a unos pocos artistas: la interpretación cinematográfica y la musical, y en ambas ha conseguido brillar.
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