Es el rey
En España siempre hemos hecho las cosas a base del talento individual de los deportistas. Casi por intuición. Sin entrenamientos adecuados y específicos. Sin estudiar la técnica de cada disciplina. Sin embargo, el material humano que hay en nuestro país para la pista es excelente. Ya lo era en los Juegos de Barcelona 92 y Atlanta 96, donde se hicieron buenos puestos y se ganaron medallas a pesar de la improvisación. El momento más bajo fue Sidney 2000, un lapso muy negativo de resultados. Pero desde entonces las cosas han mejorado y se está viendo en Atenas. Entonces había medallas en las piernas, pero se perdían en los despachos. No se preparaban las cosas al ciento por ciento y sólo teníamos fuerza, no técnica.
Yo recuerdo que, cuando empecé, me aconsejaban mover un desarrollo de 50x16. Eso era imposible para alguien acostumbrado a la ruta. Así que por intuición iba probando otros desarrollos hasta dar con el adecuado: un 52x14 o un 53x13. Todo estaba muy estancado. En el equipo de persecución, cada uno llevábamos una bicicleta distinta. No había dos iguales en todo el grupo. Tampoco había chavales jóvenes que hubiesen empezado en la pista. Todos veníamos de la carretera y tenías que adaptarte a un deporte muy parecido, pero no igual. Eso es un error. Hay que tener respeto al velódromo. Tiene sus propias normas, sus propias leyes : ese peralte, que hay que dominar, y el hecho de que la bicicleta lleve un piñón fijo, o sea que no se puede cambiar. Si los chicos empiezan de jóvenes y se dedican a la pista como un juego, pueden hacer luego filigranas en el velódromo. Eso es lo que está empezando a pasar.
El éxito de Joan Llaneras tiene que ver fundamentalmente con su fuerza: es el rey. Es muy duro saber que todos se ponen a tu rueda para después adelantarte en el sprint. La clave es que, además de ser el más fuerte, es lo suficientemente listo para no dejar que los demás se aprovechen de su fuerza. Además, tiene una gran solidez psicológica.
Pero, a pesar de estos éxitos, el problema de la pista no es fácil de resolver. Es un problema económico. La pista no está bien vista y no tiene repercusión en los medios. Si eres un corredor muy bueno, como Llaneras, puedes añadir a las becas el dinero de las pruebas de seis días, pero, si no, dependes de los resultados y te la tienes que jugar en cada campeonato para que no te quiten la beca. Sobre todo, la gente de persecución, al final, está obligada a pasarse a la carretera. Igual los éxitos de Atenas nos abren los ojos y se puede evitar.
Juan Martínez-Oliver es el director del equipo ciclista Caja Almería y fue diploma olímpico en los Juegos de Atlanta 96 en la prueba de persecución, individual y por equipos.
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