Christian Freksa sostiene en Valencia que los robots no serán útiles sin sentido común
Uno de los problemas actuales de la Inteligencia Artificial (IA) es el uso diario que se le da a sus descubrimientos. Al hablar por teléfono con una máquina que nos va guiando hasta la resolución de una duda, estamos interactuando con máquinas IA. Pero pese a los rápidos y pequeños avances en la investigación, las máquinas no desarrollar las tareas cotidianas con autonomía. "Hay que introducirles el sentido común" para que sean realmente útiles, dice Christian Freksa, catedrático del Departamento de Informática de la Universidad de Bremen (Alemania) y conferenciante de la XVI Conferencia Europea de Inteligencia Artificial, que estos días se celebra en la Universidad Politécnica de Valencia.
"A un robot le puedes pedir que te traiga agua y él no entiende que basta con ir a la nevera y no al mar a coger el agua". No entienden lo abstracto. Hasta el momento, explica este experto en sistemas de razonamiento espaciales, la IA resuelve problemas lógicos que la mayoría de la gente no comprende. Pero si un robot no sabe orientarse en el espacio no desarrollarán un sentido común que sirva en el día a día. Si se pierden unas llaves, lo lógico es pensar que se han caído, pero el robot podría empezar a buscarlas por una estantería. Necesitan, explica Freksa, de un modelo del mundo o construirlos para que aprendan solos. Hay grupos científicos, continúa, que intentan construirlos para que aprendan de la experiencia. Si una persona le pide todos los días a la misma hora un bocadillo, el robot un día lo traerá por propia iniciativa a esa hora. "Pronto veremos robots capaces de encargarse de la casa y las visitas mientras estemos en el trabajo", dice Freksa.
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