Carabanchel se 'estira' hacia el suroeste
Los 40.000 habitantes de esta 'miniciudad' tienen ya construidas sus casas, pero aguardan a que urbanicen las calles
Enrique Flores, de 31 años, es uno de pocos vecinos del futuro nuevo barrio del Ensanche de Carabanchel que se ha atrevido a llevar a su promotora, Dapena, ante los tribunales. "El resto [se refiere a los más de 40.000 nuevos vecinos con los que contará el nuevo barrio] no lo han hecho por miedo a perder sus casas", explica. Son 11.350 viviendas proyectadas en 3.565.000 metros cuadrados de superficie que han sido víctimas, según denuncian, de "la especulación de los promotores, de errores de planificación del principal colector de aguas residuales del PAU [Programa de Actuación Urbanística] y el retraso en las obras de urbanización del nuevo barrio". Éstas son las tres causas a las que alude la plataforma de vecinos del PAU de Carabanchel para explicar los retrasos en la entrega de sus viviendas. "Deberían haber estado terminadas y listas para ocupar en el año 2002", explica Enrique, "pero las promotoras han estado reteniendo los suelos y retrasando las obras de urbanización para cobrarnos más por las casas". Hasta el momento, y a pesar de que el nuevo barrio fue proyectado en 1995, sólo 1.498 casas (un 13% del total) han sido ocupadas.
"Sólo han empezado con las obras de la perrera municipal", critica un vecino
Hay quien no puede pagar un alquiler y las letras de la casa y se ha ido a vivir a un cámping
A estas casas han ido los 4.000 primeros vecinos del PAU de Carabanchel. Empezaron a llegar hace apenas dos meses, cuando el Ayuntamiento concedió las primeras licencias. Pero son muchos más los que, como Enrique, que compró su casa en el año 2000, no saben cuándo tendrán las llaves de su casa. Trabaja desde hace más de 14 años como administrativo en una empresa de electricidad. "Pero sigo viviendo en casa de mis padres", explica.
Hay quien, como Susana León y su pareja, no pueden hacer frente al pago de un alquiler además de las letras de una casa que no disfrutan y se han ido a vivir un cámping. Esta pareja, junto con otros 300 afectados, se concentraron el pasado mes de mayo frente a sus casas, construidas hace ya un año, pero sin licencia de ocupación, para gritar todos juntos: "Viviendas ya".
El Ayuntamiento no les concederá las licencias necesarias para entrar a su casa mientras la Comunidad no califique los terrenos de su vivienda, en el caso de las protegidas, o mientras los promotores no se decidan a acabar las obras de urbanización de los terrenos, que empezaron ya hace más de cinco años. Debían de haberlas acabado en 2001.
"Mientras que en la edificación los promotores han cumplido con los plazos previstos, la urbanización se ha ralentizado", reconoce un portavoz de la Consejería de Urbanismo. Aunque lo habitual es que el Ayuntamiento no conceda las licencias de edificación hasta que los viales, aceras, alumbrados, y los suministros de luz, agua y gas no estén garantizados, en su momento se optó por "simultanear ambas ejecuciones". "Pensábamos que así", afirman las fuentes consultadas de la consejería, "los promotores acelerarían las obras".
Pero mientras los edificios se levantaban, las calles seguían sin asfaltarse. "Y mientras que no se acaben no podremos recepcionar las obras ni firmar más licencias de primera ocupación", afirman.
Hace unos meses se plantearon expropiar a los promotores los terrenos y acabar ellos mismos las obras de urbanización. "Pero eso habría retrasado al menos otros ocho meses más el desarrollo. Y lo importante ahora es que los vecinos tengan sus casas cuanto antes", explican.
La gerente de Urbanismo, Beatriz Lobón, asegura que "las viviendas se entregarán con la mayor rapidez posible", pero también reconoce las irregularidades de los promotores, que "no han cumplido sus compromisos". El Consistorio ha empezado a recepcionar los primeros terrenos, y en el último mes ha otorgado 500 licencias de primera ocupación, y parece que definitivamente el PAU de Carabanchel está echando a andar. "Aunque todavía hay muchas cosas que faltan, nadie recoge los cartones y escombros que obstaculizan las calles, ni tenemos servicio de basura", explica Enrique; "la verdad es que estamos más tranquilos y las entregas de las primeras viviendas han tranquilizado bastante los ánimos", explica.
Ahora, los incansables vecinos del futuro nuevo barrio, que han protagonizado decenas de movilizaciones en los últimos años tienen un nuevo frente de lucha: las nuevas radiales de Madrid, y la ampliación de la autovía están "reduciendo drásticamente las ya escasas zonas verdes con las que contaba el PAU". "Cuando nos vendieron las casas había un parque lineal de arbolado que aislaba nuestras casas del ruido de la autovía M-40, una de las de mayor densidad de tráfico de la capital", explica Juan Fernández, otro futuro vecino del Ensanche. "El cuarto carril de la M-40, no sólo se comerá el parque lineal, sino que en algunos puntos rozará, literalmente, con las aceras de nuestras calles", dice. La ampliación de la autovía está actualmente en trámite de declaración de impacto ambiental en el Ministerio de Medio Ambiente. "Pero la R-5 y la ampliación de la M-45 son ya dos realidades construidas robándole el espacio a los árboles", aseguran. El Ayuntamiento realizó un estudio acústico en 2003, y el nivel sonoro del nuevo barrio de Carabanchel superaba ya en 12 puntos el permitido para medio urbano.
"Esto, y saber cuándo estarán los colegios, hospitales, y demás equipamientos del barrio es lo que ahora nos preocupa", explica Juan. "Sólo han empezado con las obras de la perrera municipal
", añade.
Urbanismo asegura que ya se han iniciado las conversaciones para ceder los terrenos a las diferentes administraciones para llevar a cabo estas infraestructuras. Pero "todavía falta tiempo" para verlas en pie, reconoce.
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