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TIROS LIBRES | Atenas 2004 | BALONCESTO: DE VICTORIA EN VICTORIA
Columna
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Preparados para todo

Llegó la cuarta ante Serbia. Sin alardes ni florituras, con ese punto de rutina que destilan las grandes selecciones, a las que no les hace falta jugar especialmente bien para llevarse el gato al agua. Es tal la confianza que destila el equipo español que, pase lo que pase en el campo, vaya el marcador como vaya, la sensación que transmite es que en el momento justo hará lo suficiente para ganar. No es sólo un sentimiento eufórico por su inmaculada marcha. Día a día, se confirma. Esto mismo pasaba hasta hace poco con Serbia, la que casi nunca deslumbraba, pero que siempre acababa metiendo ese tiro, robando ese balón o engañando a ese árbitro para llevarse el gato al agua. España se está manejando de forma parecida. No es el equipo rápido, liberado e imaginativo que sabemos que puede ser, pero por el camino que haga falta consigue lo que quiere. Serbia le exigió, de diferente manera que Argentina o Italia, pero terminó de igual forma: ganando la partida. La conclusión, pues de eso sobre todo se trata esta primera fase, de aprender y rodarse para lo que viene, es que a España parece venirle bien todo tipo de partidos. Rápidos, lentos, trabados, con árbitros buenos o malos, de guante blanco o a cara de perro.

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El rey también sucumbe

Se vio bien poco baloncesto en el de ayer. Fue más un enfrentamiento psicológico. Serbia está lejos de las glorias pasadas, pero mantiene intacta su tendencia a llevar los partidos al terreno en el que se ponen los nervios a prueba. Es una cualidad histórica de este equipo. Ya lo hacían de forma maestra en la época de Slavnic y Kikanovic. Luego, llegaron los hermanos Petrovic. Y de la penúltima hornada está Divac para poner una escuela. Esta nueva generación lo intenta, pero les falla una cosa. Todos los anteriores, además de pendencieros y con capacidades interpretativas destacables, eran grandes jugadores. De los de ahora, Bodiroga y... poco más. España nunca entró a ese trapo y mantuvo la cabeza fría. Lo que no quiere decir que pusiese la otra mejilla. Al contrario, cada golpe fue contestado, pero sin perder de vista que se trataba de jugar al baloncesto. Y en eso España es superior al equipo de Obradovic.

En cuanto al juego en sí, hubo de todo. Navarro, la gran preocupación del momento, aunque sigue con la puntería desviada, estuvo algo mejor. Pero una sombra mayor empieza a despuntar. Gasol está disminuyendo poco a poco su presencia y suimpacto. Puede que sean sus problemas físicos o que ve que su equipo no necesita por ahora un mayor aporte y se está tomando un respiro, pero cada partido resulta más difícil hacerle entrar en juego. Cuando se consigue, rompe, como al principio del último cuarto, pero el jueves llega la hora de la verdad y España va a necesitar a Gasol de principio a fin.

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