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Crítica:MINI ONE CABRIO | PRUEBA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Las virtudes lúdicas de un descapotable

La imagen carismática y sugerente del nuevo Mini, ahora con una capota eléctrica de lona para circular a cielo abierto. Y con una calidad de ejecución notable que no supone un desembolso exagerado. El Mini One Cabrio, la versión básica, cuesta 18.700 euros, 3.800 más que el modelo cerrado con el mismo motor. Aunque es un coche de capricho caro para su tamaño, reúne todo lo necesario para convertirse en objeto de deseo.

Una línea bien reinterpretada

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Sólido y confortable

El nuevo Mini se lanzó a mediados de 2001 y desde entonces se ha convertido en el utilitario de moda en casi todos los mercados. Así, se han vendido ya más de 500.000 unidades, y ahora, tres años después, llega la versión Cabrio, que coincide también con la puesta al día de la versión cerrada.

El Cabrio conserva los rasgos básicos que definen la imagen del Mini actual, la reinterpretación del modelo de los años sesenta que ha pasado a ser un icono de la historia del automóvil. Mide 3,63 metros de largo, como la versión cerrada, frente a los apenas tres metros que tenía el primer modelo. Pero, aunque ha crecido en todas las direcciones, mantiene las mismas proporciones y ese estilo y simpatía que lo distinguen.

La evolución estética se aprecia en el frontal, que incluye unos trazos más aerodinámicos, pero con la parrilla y los faros inspirados en el antiguo Mini. En el lateral sucede lo mismo, aunque con unas llantas más grandes y unos aletines negros que potencian su deportividad. Y la zaga también conserva el sabor original en el capó y en los pilotos, pero con una mayor anchura que refuerza su imagen. Además, el Cabrio añade una capota de lona muy bien integrada y sin pilar central entre las puertas que acerca su imagen a los spider al descubrir el techo.

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El resultado es una imagen atractiva y simpática que seduce a primera vista. A cambio, sacrifica la aerodinámica, que sigue siendo discreta (CX: 0,37), y los refuerzos estructurales para eliminar el techo fijo aumentan 100 kilos el peso respecto a la versión cerrada.

Amplio delante y muy justo detrás

En el interior del Cabrio destaca la ausencia de marcos en las ventanillas, lo que permite dejar todo el lateral limpio y realza su imagen cuando se viaja descapotado. Por dentro es atractivo y utiliza materiales aparentes que crean un ambiente elegante, vistoso y con muchos detalles deportivos: volante, cambio... Las plazas delanteras y los asientos son correctos, pero las traseras son muy justas y apenas sirven para niños. El maletero también es pequeño y hay pocos huecos para objetos, lo que limita el sentido práctico: bolsas en las puertas y los respaldos, y un espacio junto al freno de mano.

La capota, en cambio, está bien diseñada, se pliega en 15 segundos con un botón o con el mando a distancia y se puede abrir hasta 40 centímetros en marcha. Y la calidad se aprecia en unos buenos ajustes y en una insonorización eficaz que, junto a las suspensiones, permiten viajar con confort.

Tres motores, de 90 a 170 CV

La gama del Mini Cabrio está disponible en tres versiones: One (90 CV), Cooper (116 CV) y Cooper S (170 CV). Los dos primeros llevan cambio manual de cinco marchas, y el último, de seis. Todos incluyen de serie cuatro airbags, ABS, capota eléctrica, radiocasete,

detector de pinchazos RPA con compresor y espuma hermetizante (no hay rueda de repuesto) y sensores de aparcamiento. El Cooper S añade control de tracción, antinieblas y aire acondicionado. Y lleva control de estabilidad, suspensión y asientos delanteros deportivos, y radio-CD, entre otras cosas.

Conclusión

La versión Cabrio del Mini amplía aún más su poder de seducción y permite disfrutar la conducción al aire libre. Un coche de capricho con mucho gancho, un comportamiento sólido y eficaz, y un precio alto, pero no exagerado. Pero en la versión One se echa de menos un cambio mejor escalonado para sacar más partido a un motor algo justo en prestaciones.

El Mini Cabrio destaca por su atractivo estético y es uno de los coches pequeños más carismáticos. La parrilla cromada, los aletines negros y los arcos de seguridad de los asientos traseros realzan su imagen.
El Mini Cabrio destaca por su atractivo estético y es uno de los coches pequeños más carismáticos. La parrilla cromada, los aletines negros y los arcos de seguridad de los asientos traseros realzan su imagen.CÉSAR LUCAS ABREU

UNA CAPOTA BIEN INTEGRADA

El diseño exterior del Mini Cabrio integra con acierto la capota para no cambiar demasiado la imagen del coche. Además, al recogerla se pliega detrás de los asientos traseros formando una Z para no sacrificar demasiado el maletero. La capota se recoge y se despliega en 15 segundos, y se puede abrir también sólo hasta la mitad como si fuera un techo retráctil.

El interior combina detalles retro que reinterpretan el estilo del antiguo Mini con otros más modernos. Así, se mantiene el reloj central redondo de grandes dimensiones en el salpicadero y otro más pequeño frente al volante con el cuentarrevoluciones. Y en la consola central lleva palancas en vez de botones. Pero estas soluciones contrastan con el diseño deportivo y vanguardista, los paneles interiores de las puertas y los asientos delanteros y traseros. Estos últimos destacan por la longitud de la banqueta, y aunque el acceso no es difícil, sólo sirven para niños: la altura y el espacio para las piernas son justos y tienen unos respaldos rectos e incómodos.

El maletero es pequeño, 165 litros, y se queda en 120 litros cuando se recoge la capota, lo que apenas deja espacio para el equipaje del fin de semana. En la zaga destacan los ángulos marcados de la capota, los pilotos y las bisagras del maletero.

SÓLO UN POCO MÁS CARO

El Mini One Cabrio no es mucho más caro que los utilitarios descapotables de las marcas populares e incluye un equipo de serie algo más completo: cuatro airbags, ABS y capota eléctrica. Además, el aire y las llantas de aleación se venden juntos en un paquete muy asequible: 500 euros.

El nuevo Mini cuesta unos 1.300 euros más que los Citroën C3 Pluriel, Peugeot 206 Coupé-Cabrio y Ford Streetka. Los dos primeros ofrecen mejores prestaciones e incluyen dos airbags, y el Ford viene con cuatro, pero tiene sólo dos plazas. Además, el 206 aporta un techo metálico plegable que protege mejor con mal tiempo. El aire acondicionado es opcional en todos y cuesta unos 1.000 euros, 500 más que en el Mini.

Otra alternativa es el Smart Roadster, un biplaza deportivo con menos sentido práctico. Cuesta 750 euros más que el Mini, pero viene de serie con ESP.

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