Sexo en Nueva York (1930)
Mary McCarthy publicó El grupo (1963), su quinta novela, treinta años después de obtener su licenciatura en Vassar College, una de las universidades para señoritas más prestigiosas del país. En esta obra, McCarthy integró magistralmente la novela lírica y el relato coral, narrando las experiencias de un grupo de ocho amigas desde que terminan sus estudios universitarios en Vassar hasta que asientan sus vidas, casi todas ellas en Nueva York. La novela cubre el periodo entre 1933, en plena Gran Depresión, y 1940, cuando comienza de facto la Segunda Guerra Mundial. El cambio sustancial para todas ellas consiste en pasar de la vida de estudiante a la vida profesional o de pareja, y para muchas también supone el traslado desde el campo a la gran ciudad.
EL GRUPO
Mary McCarthy
Tusquets. Barcelona, 2004
436 páginas. 19 euros
En resumen, todas experimentan el desplazamiento desde esos mundos disneylanderos que son los campus norteamericanos hasta el ajetreo vital de una Nueva York en plena depresión económica. De todas las dificultades, la más penosa para las protagonistas es la de afinar las expectativas que han alimentado durante cuatro años de universidad al tono de la calle. ¿Cómo crear una identidad femenina cuando sólo hay disponible una tradición de ser vinculada al privilegio del sexo masculino? Después de recibir una educación sobresaliente y rara para aquel momento, todas ellas tienen que vérselas con los prejuicios que han aprendido a rechazar, pero que siguen dominando en la sociedad estadounidense de los años treinta. Las ocho amigas tendrán que enfrentarse a estos prejuicios, sobre todo a los que afectan al adulterio, a la misoginia, al divorcio y a la locura, valorando hasta qué punto participan de ellos y viendo en qué medida pueden rechazarlos sin que ello se convierta en un lastre permanente para sus vidas.
La novela comienza con la bo
da de Kay, la primera de las ocho amigas en casarse. Ésta ha encontrado trabajo en unos grandes almacenes y contrae matrimonio con Harald, un dramaturgo inseguro, frustrado y con delirios de seductor que comienza por engañarla con una compañera de promoción y termina abusando de ella e ingresándola en una clínica. La boda de Kay dará ocasión a la narradora para presentar a las otras siete compañeras del grupo.
Lakey representa a la rica heredera que se marcha a Europa. Aparece durante toda la novela como una figura espectral que proyecta la sombra de su prestigio sobre el grupo que ha quedado en Estados Unidos. Allí conocerá a Bernard Berenson, desde allí envía las obras de arte que va comprando a diestro y siniestro, y de allí vuelve con una pareja que resulta ser baronesa y alemana. Libby, que también es rica por su familia, se integra en el mundo literario de Nueva York, y aunque en un primer momento intenta trabajar como correctora y crítica, se ve obligada a dejar este empeño para ejercer de agente literario. Al final, su éxito como agente contrasta con sus dificultades para entablar una relación duradera. Polly Andrews, al contrario, logra compaginar su carrera profesional con un cierto equilibrio sentimental, pero sólo después de pasar un año con un hombre al que su ex mujer ha enganchado al psicoanálisis, del que McCarthy hace una parodia genial.
Priss y Dottie son casos paralelos de renuncia y de aceptación de las convenciones de la época. Priss sacrifica su trabajo en la Administración de Roosevelt para casarse con un pediatra que, en lugar de agradecérselo, no cesa de censurar su liberalismo político. Para colmo, como está obsesionado con su hijo, obliga a Priss a amamantar al pequeño, pese a que resulta evidente que no puede. Dottie seguirá una trayectoria parecida. Después de perder la virginidad con un artista del que se enamora, aunque él le previene para que no lo haga, se casará con un viudo rico del Oeste al que no ama, pero que le ofrece la garantía de una vida tranquila.
Al final de la novela las amigas vuelven a coincidir en la misma iglesia en donde se casó Kay, por motivos que el curioso lector averiguará cuando la lea.
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