La noche ilumina las joyas de los museos
Música en vivo y ciclos de cine son algunos de los programas para noctámbulos que ofrecen los centros culturales españoles en verano. Los estatales abren sus puertas gratis una vez por semana para disfrutar una exposición o recorrer ruinas romanas bajo la Luna. Por Raquel Garzón
Las noches de verano son una caja de sorpresas en los museos españoles, que han decidido incluir de julio a septiembre propuestas para noctámbulos, curiosos y vampiros urbanos. Entrar al mundo de la moda con una escena de cine y Audrey Hepburn, vestida de rojo rabioso por Givenchy, con la Victoria de Samotracia a las espaldas y Fred Astaire a los pies, en el madrileño Museo del Traje; relajarse escuchando jazz hasta las dos de la mañana en el Guggenheim de Bilbao o recorrer una cripta romana en Mérida bajo la luz de luna son algunas de esas propuestas para veranear en los museos.
"Es un planazo", afirman con acento mexicano dos amigas de cuarenta y pocos años, mientras recorren la noche de un martes la exposición Gerard David y el paisaje flamenco, una de las muestras temporales abiertas por la noche en el Thyssen Bornemisza, pionero de las aperturas nocturnas desde 1998. "Vienes, disfrutas la exposición sin apuro y luego te quedas a cenar en el restaurante", resumen. El programa es elegido de martes a sábado por unos setecientos visitantes por noche.
Muchos centros culturales incorporan un atractivo adicional: una noche por semana con entrada gratuita. Éste es el espíritu del ciclo Noches de verano en los museos estatales, organizado por el Ministerio de Cultura, lanzado en 2003 como un "tanteo". En 10 noches de julio y agosto el programa reclutó a 119.352 personas, un 8,5% de las visitas anuales del circuito de museos de gestión estatal exclusiva. "La idea es ofrecer alternativas de calidad para atraer públicos nuevos y visitantes de temporada, los que por la tarde se preguntan: '¿Y ahora, a dónde vamos?", cuenta María Victoria Sánchez, consejera técnica de la Subdirección General de Museos Estatales, quien sueña con que a esa pregunta cada quien responda con el nombre del museo que más le guste. Una ambición a tono con el concepto del museo como icono de la cultura contemporánea que aborda Aurora León en su libro El museo. Teoría, praxis y utopía (Cátedra). Si cada momento histórico ha tenido "un elemento constitutivo" que caracteriza y aglutina a la sociedad (el templo para las antiguas sociedades, el teatro para los griegos, el ágora para Roma...), y si los museos son exponentes y recipientes dilectos de nuestra cultura, "¿no será el museo el complejo cultural más típico de la sociedad contemporánea?", se pregunta.
Tras el éxito de 2003, Noches de verano en los museos estatales se repite este año y en él participan, entre otros, el Museo Sorolla y el Arqueológico Nacional de Madrid (que ofrecerá en septiembre un ciclo de cine sobre la Grecia clásica), la Casa de Cervantes de Valladolid, el Museo Sefardí de Toledo y el de Cerámica y Artes Suntuarias "González Martí" de Valencia (actividades y horarios en www.mcu.es).
Del charme de las bellas artes a la excursión antropológica, la diversidad está garantizada. En Cantabria, cada jueves, 200 personas viven la visita nocturna a la réplica tridimensional de la Cueva de Altamira y su aura prehistórica "como un día de campo". "Es una visita guiada, de tipo familiar, que atrae especialmente a los niños y en la que el paisaje contribuye", apunta Pilar Fatás, subdirectora del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira. Desde Valladolid matizan: "Se ve más gente en las salas, pero no porque vengan más, sino porque permanece, y lo visitan con más tranquilidad, de modo más natural", señalan en el Museo Nacional de Escultura.
Para quienes buscan un paseo fashion, el Museo del Traje de Madrid, abierto a finales de marzo (avenida de Juan de Herrera, 2), ofrece un viaje en el tiempo, que empieza con jubones del siglo XVI y termina en una pasarela muy siglo XXI, donde el visitante es el modelo que desfila y experimenta -música, luces y flashes mediante- lo que es ser mirado por una jungla de maniquíes que ofician de público. "Con garbo, con garbo", invitaba una abuela el jueves pasado a una niñita rubia, pichón de mannequin, que se montó tres veces a esa alfombra mágica. "El boca a boca funciona", aseguran en la taquilla: "el primer jueves vinieron cuatro personas; el cuarto, 200".
Mérida también califica la apertura nocturna de su Museo Nacional de Arte Romano, obra del arquitecto Rafael Moneo, como "sumamente exitosa". El centro abre una noche por semana desde hace tres años y este verano ha habido jueves de hasta 700 visitantes. El paseo incluye la cripta y el yacimiento arqueológico, hallados durante la construcción. ¿Qué cambia en la visita nocturna? "La luz. Se trata de un paseo casi mágico, porque no se ha reforzado la iluminación habitual, de modo que las piezas son resaltadas puntualmente y el resto se sume en una penumbra tenue", explican los funcionarios. Otra novedad es la "música en directo", que interpretan artistas invitados y que ayuda a "vivir el espacio de otro modo".
En Madrid, el Museo Sorolla abre las noches de los lunes hasta las 22.30. Quienes eligen las sombras para visitar la casa-museo del pintor valenciano tienen sus razones ("es gratis"; "durante el día no hay tiempo porque trabajas"; "es divertido, quedas con amigos y después te vas a tomar unas copas"). "La gente responde", afirman en la taquilla, y establecen una relación reveladora: "El horario habitual es de 9.30 a 15.00. En verano, abrimos por la noche y en dos horas viene la misma cantidad de gente que en una jornada de cinco horas y media". Quien se anime, no será defraudado: además de la más rica colección de obras de Joaquín Sorolla Bastida (1863-1923), la casona de General Martínez Campos, 37 (una fiesta en sí misma con patio andaluz y verde para derrochar) conserva casi intactos la vivienda y el taller del artista.
Barcelona no se queda atrás:Caixafórum abre los miércoles de agosto hasta la medianoche y ofrece, entre otros programas, visitas comentadas y gratuitas (en catalán y castellano) a la antigua Fàbrica Modernista. El flamenco de Sara Flores reina en las veladas musicales de la Pedrera y el Centro de Cultura Contemporánea (CCCB) brilla con Gandules 04, un ciclo gratuito de cine de animación.
"¿Por qué la gente va a los museos?", se preguntó alguna vez el escritor y crítico británico John Berger. Y se respondió: "Con la esperanza de descubrir un secreto, no sobre el arte sino sobre la vida". Algunos, con todo, se dejan llevar por la imaginación, como esa trasnoche silenciosa, ajena a la mirada de todos, que tramó Manuel Mujica Láinez para las criaturas del Museo Prado: "... bosteza la Maja Desnuda; el Duque de Mantua, harto de acariciar el perrito que le acoló Tiziano, le ordena de mal modo que lo deje en paz; el Caballero de la Mano al Pecho, la baja, cierra los dedos helados, los masajea y hace crujir...". Buenas noches.
Un Dalí con encanto nocturno
Con motivo del Año Dalí, que conmemora el centenario del nacimiento del pintor ampurdanés, el Teatro-Museo Dalí de Figueres ha ampliado sus exitosas visitas nocturnas hasta el mes de septiembre. La entrada cuesta 11 euros y está restringida a 500 personas por noche, lo que permite pasear con comodidad, observar con detenimiento las obras y descubrir el pensamiento de un genio sin masificaciones. En el mismo patio interior en el que los visitantes disfrutan una copa de cava se proyecta un documental distinto cada día.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.