Seis comunidades estudian unirse a la huelga de grúas aprovechando el fin de las vacaciones

Desde hace 22 días, todos los coches que se averían o sufren un accidente en las carreteras del País Vasco son apartados del asfalto y abandonados en las cunetas. El resultado es un auténtico escaparate del peligro. Más de 3.000 vehículos, muchos de ellos destrozados, mantienen viva la memoria de los accidentes. El conflicto que enfrenta a las grúas vascas con las empresas aseguradoras amenaza ahora con extenderse a Cantabria, Castilla y León, Asturias, La Rioja, Cataluña y Valencia. Todo depende de una reunión que se celebrará el viernes 20 en Madrid.

La última noticia es que Unespa, la patronal de las aseguradoras, aceptó ayer sentarse a negociar con los empresarios vascos, a pesar de que éstos mantienen su decisión de no sacar sus grúas hasta que se renegocie la prima por retirada de vehículos. Hasta ahora, las aseguradoras vienen pagando entre 22 y 24 euros por cada rescate, y los empresarios aspiran a un mínimo de 50. "Tenga en cuenta", explicó Joaquín Herrero, el presidente de los empresarios de grúas vascos, "que con el dinero que nos dan ahora no tenemos ni para cubrir gastos y, para eso, mejor no trabajar".

Y eso es lo que están haciendo. Al principio del paro, los 60 empresarios que controlan la flota del País Vasco -unas 200 grúas- valoraron la posibilidad de acudir al lugar del accidente y reclamar al usuario el pago a tocateja, pero luego optaron por ejercer la presión total. Decenas de piquetes se colocaron en las carreteras fronterizas con otras comunidades y con Francia para evitar la entrada de grúas foráneas. Y, visto lo visto, la impermeabilización es total. Los conductores que tienen la mala suerte de sufrir un percance en las carreteras vascas se encuentran con el engorro añadido del conflicto. Portavoces de algunas aseguradoras admitieron ayer que las están pasando canutas para atender a sus clientes. "A algunos usuarios", explicaron, "les estamos poniendo a su disposición coches alquilados o taxis; a otros, billetes de tren o avión; en cualquier caso, es muy triste sufrir un accidente y verte abandonado en un arcén con tus hijos, tu equipaje...".

La peor parte se la están llevando los inmigrantes magrebíes que estos días, y por miles, cruzan la Península. Con el dinero justo y los vehículos atestados, algunos de ellos se han visto desesperados en las cunetas esperando una ayuda que no les ha llegado. A este respecto, el presidente de Automovilistas Europeos Asociados, Mario Arnaldo, pidió ayer a los empresarios de las grúas que no utilicen a los conductores como "rehenes" de su conflicto.

Un conflicto que amenaza con extenderse. Los empresarios vascos están desplegando una actividad inusitada en los últimos días para convencer a sus colegas de que la unión hace la fuerza. Si la reunión que mantendrán el viernes en Madrid con Unespa no da resultado, otras seis comunidades votarán unirse a la huelga aprovechando el regreso de las vacaciones. Representantes de esas comunidades participarán hoy en una manifestación de grúas por las calles de Bilbao.