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Reportaje:Verano 2004

Los gigantes del mar, de cerca

El avistamiento de cetáceos en el estrecho de Gibraltar, una opción turística distinta

El avistamiento de cetáceos (ballenas, delfines, orcas, etc...) hace tiempo que no es exclusivo de las costas de California (Estados Unidos) o de La Patagonia (Argentina). Desde 1996, el estrecho de Gibraltar se ha convertido en uno de los puntos del mundo más interesantes para observar a estos animales marinos.

Lourdes Isasa, es la presidenta de Whale Watch España, una asociación fundada con el objetivo de conocer a estos animales en su hábitat para así, tal y como ella apunta, "educar en la conservación de estas especies". El avistamiento de cetáceos no sólo es una diversión para quienes a diario embarcan en Tarifa o Algeciras, rumbo al estrecho de Gibraltar. También es un negocio. De hecho, el pasado año, los cuatro operadores que desarrollan esta costosa actividad en la zona recibieron la visita de 35.000 turistas.

Whale Watch Tarifa (www.whalewatchtarifa.org) emprende cada día cuatro viajes, que según las condiciones del viento, parten desde Algeciras o Tarifa. Su duración es de dos horas cuando el avistamiento es de delfines y ballenas y de tres horas si lo que se quiere contemplar son gigantescos ejemplares de orcas.

"Los viajes para ver las orcas no se realizan todos los días, porque depende de los pescadores, ya que para verlas es necesario que los pescadores estén faenando, es cuando más se acercan", señala Lourdes Isasa.

El avistamiento de cetáceos es una experiencia única para quienes la viven. Ricardo Rodríguez, un bombero sevillano de 45 años, calificó su viaje como "extraordinario" después compartir, junto a su mujer y sus dos hijos, una jornada inolvidable a bordo del Jumbo 2. Un barco de 22´5 metros de eslora que puede transportar a 212 viajeros aventureros de los que se encargan cinco tripulantes.

"Es increíble, sólo a treinta minutos del puerto de Tarifa ya vimos los primeros delfines y poco más tarde, las ballenas", relató el turista andaluz junto a uno de sus hijos de 10 años de edad. "Parece mentira que las ballenas vengan hacia nosotros y se queden a sólo dos o tres metros contemplándonos, parece que quienes practican el avistamiento son los animales", añadió. El coste del viaje desde Tarifa oscila entre los 27 euros para los adultos y los 18 para los menores. Hay paquetes especiales para familias y grupos (reservas en el 956 68 22 47).

Lo que ahora es un negocio turístico, fue en su día una industria pesquera. "Sabíamos de la existencia de dos factorías balleneras en Tarifa y Algeciras que funcionaron hasta 1963", asegura la presidenta de la asociación Whale Watch España. "En aquellos años, se capturaban hasta 150 rorcuales y cachalotes al mes. Pero una vez que se prohibió la pesca de estos animales, decidimos salir a verlos", añade. La idea de contemplar a estos gigantes del mar la explotó por primera vez el norteamericano Church Chamberlain, en 1953, en las costas de California, y ha tenido un éxito notable en puntos costeros de todo el mundo.

Reglas para evitar molestias

El avistamiento de cetáceos en aguas del Estrecho empieza a ser un negocio estable, pero quienes un día emprendieron esta aventura empresarial en estas aguas consideran que las administraciones deberían prestar una mayor colaboración. "Esta actividad se está consolidando como un nuevo sector turístico", sostiene Lourdes Isasa, presidenta de Whale Watch España

, una asociacion que nació con la idea de defender la viabilidad económica de esta actividad

La conversión, hace menos de un año, del litoral existente entre Algeciras y Tarifa en el parque natural del Estrecho de Gibraltar obliga a la Junta de Andalucía a regular y tener en cuenta la actividad de estas empresas, que nacieron como un hobby más para los turistas de la zona y empieza a convertirse en un suculento negocio: los turistas que disfrutan esta actividad han crecido por encima del 10% anual desde 1991.

La mayor exigencia de los empresarios es una regulación clara. Hasta ahora, la Junta no ha aprobado ninguna normativa específica que regule como realizar los avistamientos para evitar molestias a los cetáceos. El Ministerio de Medio Ambiente lleva meses preparando una norma, pero mientras tanto, algunos empresarios se han sometido ya de modo voluntario a un código de conducta que fija la distancia mínima que hay que guardar con los animales y otros aspectos, como el ruido y la prohibición de lanzar comida.

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