Un duro proceso de selección natural
El sector turístico valenciano ha "trabajado poco", opina el sociólogo José Miguel Iribas, que matiza: "Los empresarios han trabajado intensamente en el funcionamiento interno de los hoteles. En el caso de Benidorm, esta racionalidad productiva resulta impresionante y es seguramente uno de los hitos tecnológicos de la industria española de los últimos años. Pero ha trabajado muy poco el análisis del mercado externo".
Iribas considera que las condiciones favorables de los años noventa condujeron a una expansión despreocupada del sector: El mundo vivía un periodo de euforia económica; y los competidores potenciales -Grecia, Croacia, Turquía, las islas españolas- andaban en horas bajas o desaparecidos. Pero se trataba de una situación insostenible a largo plazo: "Las economías -como la alemana- entran en recesión, los destinos alternativos vuelven a funcionar y el resultado es un exceso de oferta".
La consecuencia, según el sociólogo, será una "selección espacial muy dura". "Ya ha ocurrido otras veces. La historia nos enseña que los grandes suelen reaccionar y se reconvierten; los pequeños sobreviven, porque no han entrado en esa dinámica de crecimiento, y los intermedios lo pasan muy mal. No se trata tanto de piezas hoteleras aisladas como de destinos enteros que desaparecen. La capacidad para adaptarse de áreas de turismo de masas como Benidorm es tremenda. Más dificultades tendrán puntos como Calp o Gandia. Destinos que ni son pequeños ni grandes, que no están en el circuito internacional charter, ni en el europeo, y donde se hacen inversiones pero no tienen la capacidad suficiente para actuar con peso dentro del mercado".
Turismo de fin de semana
En el caso de Valencia, afirma Juan Carlos Gelabert, presidente de la Federación de Hostelería, el futuro pasa por convertir a la ciudad en un destino de estancias breves. "Barcelona o Madrid no viven sólo de la temporada turística, sino que le sacan una rentabilidad importante al turismo de fin de semana, a las ferias y a los actos que acogen".
Valencia, continúa, está lejos de conseguir rentabilidad en esa franja, pero puede aprovecharla. "Necesitamos alternativas de ocio, utilizar la Ciudad de las Ciencias, y sacarle partido a la distancia tan corta que tenemos precisamente con Madrid y Barcelona. En Madrid, por ejemplo, echan de menos la costa. Nosotros las tenemos a dos horas y media. Y cuando tengamos el AVE, a 45 minutos".
El presidente de APHA, Vicente Marhuenda, hace un análisis similar, en el que resulta fundamental la construcción del palacio de congresos de Alicante. Un elemento que atrae a turistas de "alto poder adquisitivo".
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