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Reportaje:Atenas 2004 | YUDO

Doloroso último suspiro

Peñas se queda de nuevo sin el bronce al perder el desempate con el búlgaro Georgiev

De nuevo el dolor en el último suspiro. El yudo español, que hoy puede tener al fin su gran día con dos de sus bazas más fuertes, Isabel Fernández y Kiyoshi Uematsu, volvió a quedarse con el mal sabor de boca de rozar el podio y no conseguirlo. Tras Kenji Uematsu fue Óscar Peñas, en la categoría de 66 kilos, el que debió lamentarlo. También en el desempate del combate por la medalla de bronce, tras haber peleado bravamente para remontar la derrota en el segundo enfrentamiento ante el gran eslovaco Krnac, al final plata. El yudo español sigue codeándose a gran nivel, pero no acaba de rematar bien por milímetros. Un nuevo quinto puesto, que en este deporte, al haber dos medallas de bronce, es como el cuarto maldito habitual que te deja maltrecho al borde del podio. Peñas, ya veterano madrileño de muchas luchas a sus 29 años, campeón europeo en 1999, y bronce reciente, como en 1998, tampoco pudo tomarse la revancha de Sidney, donde ni siquiera aspiró a medalla cuando aún militaba en la categoría inferior de los 60 kilos.

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Ayer, en un nuevo día con oro y plata japonesas, y el primer triunfo chino, España puso su yudo en el tatami con los grandes. Peñas, maestro y licenciado en INEF, empezó ganando por ippon al puertorriqueño Méndez, aunque necesitó llegar a su primera muerte súbita, donde le bastaron nueve segundos. Pero su camino se torció al marcarle el único ippon y tirarle Krnac poco después del minuto. Como el eslovaco ganó el siguiente combate, el español pudo seguir en la repesca y empezó a soñar con el podio. Tardó algo más de cuatro minutos en encontrar el hueco para marcarle un nuevo ippon al nigeriano Alassane Djo Bo, al que primero hizo un wazari y le dominó siempre, con lo que cogió la moral que le faltaba. La consolidó dándole una paliza incluso física al argelino Meridja, que le sacaba la cabeza, y volvió a vencer. Ahí ya se la jugó, porque le acababan de marcar un koka de sanción por un supuesto ataque falso, cuando su rival había hecho al menos dos no señalados. Entonces, a falta de 10 segundos, aceleró y sacó un yuko decisivo. Eso le abría la puerta para disputar otra medalla de bronce, pero esta vez su primera olímpica. Y, de nuevo ante otro rival más alto, Georgiev, confirmó lo difícil que es tirarle por la estabilidad que saca de su potencia y baja estatura, 1,60 metros. Tras los primeros cinco minutos sin técnicas marcadas, con el combate muy igualado, incluso Óscar estuvo a punto de completar una proyección, pero no lo logró, y en el cara o cruz de la nueva prórroga establecida hace dos años para evitar las polémicas decisiones de los jueces, el búlgaro le cazó.

Hoy, Isabel Fernández, en la categoría de 52 kilos, y Kiyoshi Uematsu tendrán la máxima presión. Si después de las dos frustraciones de días anteriores también fallan dos de los últimos campeones de Europa, y la campeona olímpica que defiende su título, habría que pensar ya en la maldición de Sidney. Allí sólo Isabel se colgó el oro, pero aquí todo el equipo está mejor y ya se ha demostrado que hasta los yudocas se recuperan con enorme fuerza por el difícil carril de la repesca. Isabel es muy posible que enfile la vía directa si gana a la alemana Boenisch, su primera rival. La puertorriqueña García no le impedirá después luchar en cuartos de final con la japonesa Kusakabe, a la que también puede ganar para entrar en una de las semifinales. Y en ella, entonces, podría encontrarse con la china Liu, que va en el cuadro por encima de la española.

En cuanto a Kiyoshi, su camino será más largo, al haber más participantes en los 73 kilos. Luchará primero con el brasileño Guilheiro, después con el haitiano Laraque y probablemente con el polaco Wilkomirski. A todos los puede ganar y debería jugarse el pase a cuartos con el francés de origen portugués Fernandes. Si logra imponerse, en semifinales lo más seguro es que se encontraría con el japonés Takamatsu.

Peñas, en su duelo con Menéndez.
Peñas, en su duelo con Menéndez.REUTERS
Isabel Fernández.
Isabel Fernández.REUTERS

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