_
_
_
_
_
Crítica:FERIA DE MÁLAGA | LA LIDIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El arte de aprender

El novillero es el aprendiz de matador, profesión cuyo noviciado, además de riesgo, conlleva un cuantioso gasto cifrado en medio millón de euros antes de tomar la alternativa.

Lo malo es que tal gasto no siempre va en provecho del estudiante y en demasiadas ocasiones la tropa de aspirante a beneficiario se lleva hasta los muebles de la familia.

Como es una profesión dotada de cierto regusto romántico, es fácil que un chaval con ciertas dotes artísticas piense en que las puede desarrollar en el ruedo; a partir de ese momento, comienza el problema: nadie le dice que el arte de torear consiste en eso, torear, con más o menos arte, pero torear. Que cada faena no es una letanía de posturas, sino una sucesión de tiempos que se van desgranando en función de una coherencia interna que los determina como causa y efectos sucesivos.

Yerbabuena / Cartujano, Posada, Avilés

Novillos de Yerbabuena, que dieron buen juego, excepto el cuarto, manso y complicado. Juan Miguel Sánchez El Cartujano: oreja; petición de oreja y dos vueltas al ruedo. Ambel Posada: oreja; silencio tras aviso. Javier Avilés: vuelta al ruedo; oreja. Plaza de La Malagueta, 12 de agosto, 1ª de feria. Un tercio de entrada.

El Cartujano puso voluntad con capote y banderillas y, a la hora de matar al tercero, se fue derecho, virtud infrecuente. El cuarto manseó en los primeros tercios y parecía que se iba a comer el mundo, pero todo quedó en un embestir bravucón y violento, asignatura muy complicada para un principiante que puso ganas y quietud para compensar la lógica falta de oficio.

Ambel Posada se preocupó mucho más de componer la figura que de componer la faena, lo que motivó un toreo a ráfagas, producto de acompañar la embestida en vez de someterla, lo que no se puede hacer colocándose en los terrenos de afuera y abriéndole al novillo todas las puertas. Cuando coindicían toro y torero, llegaban a llevarse bien. Tiene que afilar el acero y considerar la línea recta el camino más corto a la hora de matar.

Javier Avilés debutaba con picadores y era el más necesitado de los tres a la hora de recibir consejos. No estaría de más que alguien que supiera de lo que habla se encerrara con él en una habitación y le explicara que el toreo se basa en una lucha, no en un ballet. Antes de salir a la plaza es necesario conocer el manejo del capote, así como el del estoque. Y no recortar la embestida en aras de un artístico codilleo que limata el recorrido del toro. Todo esto puede parecer muy severo, pero tiene arreglo estudiando, contando con profesores y aplicándose en la lección.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_