Contra el arte clónico
Javier Alkain muestra en San Sebastián su investigación pictórica del paisaje, ajena a las modas imperantes
Para Javier Alkain (San Sebastián, 1960), ganador del premio Gurea Artea en 2000, el arte contemporáneo "resulta cada vez más clónico y aburrido". "Hoy parece que lo único que legitima a un artista es imitar tics, parecerse en algo al pintor americano de turno", dice mientras recorre su exposición en la galería Altxerri de San Sebastián. "Hay mucha incultura. E igual que la televisión no programa más que telebasura, en el arte no dejan de repetirse discursos tediosos y faltos de ilusión".
Alkain representa, según los críticos y especialistas, el extremo opuesto de lo que critica. Es un artista que huye de las modas, que pinta micropaisajes al óleo en un momento en el que lo que impera en el arte es el recurso a lo audiovisual. ¿Se siente un pintor que avanza contracorriente? "No. Simplemente no comparto que haya que hacer las cosas por estrategia", explica. "Un artista no puede utilizar exclusivamente la obra para beneficio propio. En mi caso, sigo un proceso de investigación, aunque sea lento, trabajoso y con fracasos, para ir construyendo paisajes a partir de formas básicas". El artista donostiarra ha llevado a Altxerri desde su taller en Hondarribia 28 piezas, entre óleos sobre tela, gouaché sobre papel y tinta china y papel. La mayoría son pinturas abstractas en gamas de colores muy restringidas que, a partir de gestos repetitivos, rayas, por ejemplo, van construyendo un paisaje "en el término más abierto de la palabra". "El espectador podrá decir: 'Eso me parece una constelación, o unos campos magnéticos'", explica. ¿Es partidario de no explicar el arte? "Se puede hacer, pero quizá hoy en día se explica demasiado y queda muy poco espacio para el que lo ve. Yo prefiero dejar esa puerta abierta".
Además, con algunas de sus obras -inspiradas en las batallas de samurais- Alkain muestra al visitante que abstracción y figuración pueden ir unidas.
Alkain invierte meses y mucha paciencia en crear sus pinturas, la mayoría en tonos blancos, negros y grises-. Primero, porque ya de por sí son trabajosas y porque habitualmente hace dos o tres a la vez. Pero también porque le interesa "demorarlas". Creo que así "van cogiendo vivencia e intensidad", apunta.
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