Un bello cuento chino
El Teatro Nacional de la Ópera de Pekín lleva a Santander la primera representación fuera de China de 'La diosa del río Lúo', basada en un fragmento de la obra del poeta Luo Guanzhong.
El romance de los tres reinos es una descomunal obra literaria del poeta medieval chino Luo Guanzhong (1330-1400). El Teatro Nacional de la Ópera de Pekín respresentó ayer en el Festival Internacional de Santander La diosa del río Lúo, un fragmento -el más emocional y menos político- de los cuatro volúmenes y 1.700 páginas que ocupa el texto original. La de ayer fue la primera representación integral de La diosa del río Lúo fuera de China. Hoy se representará de nuevo en Santander y el 15 de agosto el montaje llegará al Festival de Peralada, en Girona.
Robos de esposas entre hermanos, infidelidades, envenenamientos parricidas y luchas por el poder: una historia que bien podría haber salido de la pluma de Shakespeare; pero el Teatro de la Ópera de Pekín se parece poco al occidental.
Los expertos recomiendan fijarse en el maquillaje y en los gestos para entender la acción. Se necesitan cinco horas para maquillar a los protagonistas, con tres colores básicos: blanco, rojo y negro.
Existen además cuatro grupos de maquillaje, uno para cada tipo de personajes: el grupo de los hombres honestos, el de los hombres malos (o payasos), el de las mujeres y el de los personajes históricos.
Los escenarios son sobrios y, como todo en la ópera china, en ellos se despliega un curioso código. Un estandarte con una rueda pintada representa que sobre las tablas hay un carro. Un personaje con un látigo, y sin caballo, está realmente montado a caballo (porque lleva un látigo). Además, según el tipo de arma que el actor porte, el espectador puede saber qué rango y posición ocupa su personaje en la obra.
Mei Baojiu, director artistico del montaje e hijo de uno de los "cuatro grandes" de la ópera china (Mei Lanfang, 1895-1961), representó en su día -al igual que hiciera su padre- papeles femeninos en óperas como La bella ebria o Adiós a mi concubina. Hasta hace pocos años todos los papeles de la ópera china estaban reservados a los hombres. En Santander, una mujer, Dong Yuanyuan, ha dado vida a la emperatriz Zhen Mi, que, disputada por dos poderosos hermanos, se inmola por amor a uno de ellos. La acción se sitúa en pleno periodo de la dinastía Han del Este, hacia el año 220 de nuestra era.
La música, donde domina una percusión que ordena los gestos de los actores -incluso el movimiento de sus ojos-, corre a cargo de una orquesta de instrumentos tradicionales bajo la dirección de Xie Zhen Quiang. Luis Ocejo, director del FIS, explicó ayer que el festival dirige su mirada hacia lo oriental en un sentido "pedagógico".
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