Melendi, un canalla que abre las puertas del éxito a empujones

Ramón Melendi Espina (Oviedo, 1979) tiene el pelo recogido en rastas, un tatuaje que le brota del pecho y un disco, Sin noticias de Holanda (Carlito Records), que va camino de llegar a las 100.000 copias vendidas. De entre las canciones de su disco, Luna llena ha sido seleccionada como sintonía oficial de la Vuelta Ciclista a España 2004. Hasta a él mismo le sorprende su éxito. "Yo cantar, canto fatal. No he tenido medios, ni tele, casi ni radio ni nada", asegura.

Al principio, su mejor representante fue la piratería. "Se hizo un estudio, y entre las descargas de Internet, el top manta y las ventas legales he llegado ya a 250.000 discos . Al principio, cuando no tenía ningún tipo de promoción, la piratería fue la que tiró de mí". La explicación de su éxito está, sin embargo, en sus canciones. "Lo que cuento son cosas supercercanas para la gente. No me voy por los cerros de Úbeda o hacia amores imposibles. Lo que ofrezco es cercanía, y la gente se identifica con mis canciones".

Melendi le canta a todo. Para su disco se ha inspirado "en historias del día a día", y sus canciones tratan temas tan diversos como el de la marihuana, las violaciones, la inmigración o el amor. "Han dicho que es un disco reivindicativo, pero yo no escribo para arreglar nada. Es un disco sencillo y directo. Simplemente digo lo que hay con un poco de ironía, quitándole hierro al asunto, y eso a veces asusta a la gente". Melendi se esconde entre las guitarras, las gaitas, las letras y las rimas de su disco. "El que ha escuchado mi disco con un poco de atención sabe muchísimo de mí". ¿Y quién es Melendi? "Un asturianín más en Madrid. Alguien de lo más normal que no va de artista", confía.

Esa imagen de persona corriente forma parte del "matiz Melendi". "Soy de barrio barrio, muy de estar en la calle y de tirar las horas muertas. Soy muy vago, he nacido cansado y todo esto me supera un poco. Me ha sorprendido el éxito, no me lo esperaba", admite. Sus comienzos no fueron fáciles. "Estoy aquí gracias a la gente que se involucró contra la injusticia de que me cerraran todas las puertas en un principio. Las hemos tenido que abrir a base de empujones".

A Melendi nunca le ha gustado estudiar y siempre ha sido "un peonza y un canalla". De ahí que los músicos que más le hayan influido sean Kiko Veneno, Antonio Flores o La Cabra Mecánica -"Vestido de domingo es el disco que va con nosotros en la furgoneta a todas horas"-. "Todo muy rumba y muy canalla, como lo que hago yo", explica. Mientras su gira de verano continúa el próximo sábado en Galapagar, Melendi promete no ser flor de un día. "Mantenerme depende única y exclusivamente de mí". El reto tiene fecha. "En febrero saldrá mi segundo disco".