Una ópera olvidada
Tras el monumento al belcantismo que constituyó Norma y el anticipado expresionismo de El caso Makropoulos, la Ópera Helikón de Moscú ha cerrado su breve e interesante ciclo con un homenaje dieciochesco a la cortesanía, la inventada felicidad y la gracia problemática de Pedro el Grande, ópera de André Modeste Gretry (Lieja, 1741-Montmerency, 1813). Se trata de una suerte de cuento, urdido por Jean Nicolas Boully (1763-1842), que fue estrenado en la Ópera Italiana de París a comienzos de 1790, un año antes de la muerte de Mozart.
Cuento, fantasía y divertimento que parte de algunos datos biográficos de Pedro el Grande y de su esposa, Catalina, se había perdido en la historia y ha sido resucitado por el Teatro Helikón con ocasión del tricentenario de la fundación de la ciudad de San Petersburgo. Heredero de la escuela francesa de Couperin y de ciertos aspectos de la refoma gluckiana, Gretry, que supo de la consideración de Mozart, nos da una creación artística muy ajena a los vaivenes históricos mucho menos felices de cuanto se aplaudía en los escenarios de la corte, aspecto bien apuntado por Víctor Burell en su nota de programa.
Refinamiento
Es el caso que el distanciamiento histórico y estilístico de una obra no anula sus posibles atractivos como arte autónomo. Así, el talento de Dimitri Bertman, la alta profesionalidad de su compañía y el refinamiento y sensibilidad del director musical, Sergei Stadler, nos depararon una variante operística placentera y muy viva en su consistencia teatral. Los protagonistas, Maxim Mironov (Pedro) y Elena Semenova (Catalina), estuvieron rodeados por un conjunto plenamente armónico y espléndido en su continuidad, con lo que el éxito fue total, y el aplauso, unánime. Estos días, el Palacio de los Festivales santanderinos, pese a sus limitaciones, nos ha parecido a todos un teatro lírico de alta categoría por lo que en la escena dirigía el gran talento de Bertman y la valía de todos sus colaboradores.
Dentro del campo de la ópera se espera con gran expectación la actuación en concierto de una de las estrellas de nuestro tiempo, la soprano rumana Angela Gheorghiu, que estará acompañada por la orquesta de la Ópera Helikón, dirigida por Vladímir Ponkin. En el programa se revisan fragmentos célebres de óperas de Verdi, Puccini, Mascagni, Cilea, Catalani, Glinka, Bellini y Leoncavallo. El próximo día 16, otra figura del canto, la soprano Ainhoa Arteta, con la colaboración de los bailarines Carmen y Ángel Corella, ofrecerá en la Sala Argenta una original presentación del más variado repertorio, que va desde Alessandro Scarlatti a Ravel y Liceti.
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