La OPEP pierde las riendas

Algo ha cambiado en el mercado petrolífero. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) intentó sin éxito esta semana apaciguar el nerviosismo alcista que arrastra los precios del barril. Purmo Yusgianturo, presidente de la OPEP, soltó mensajes contradictorios: primero el martes, cuando alertó de que el cartel podía hacer muy poco para frenar la escalada, y luego el miércoles, cuando prometió aumentar su producción en un millón de barriles diarios en septiembre. En la jornada siguiente el crudo volvió a batir sus máximos históricos.

El cartel, que atesora el 70% de las reservas del crudo en el mundo y que produce el 40%, mal acostumbrado a manipular el precio del barril abriendo o cerrando las espitas de sus 11 miembros (incluyendo a Irak), no consiguió calmar los temores a una posible falta de abastecimiento en el mercado.

El temor se debe al tirón de la demanda causado, en parte, por el despertar de las economías de India y China.

Algunos analistas, como el banco de inversión Goldman Sachs, aseguran que la OPEP ha perdido su capacidad de reacción, ya que está produciendo casi 30 millones de barriles y se acerca peligrosamente al límite de su capacidad de extracción.

El propio Yusgiantoro reconoció que el nivel de producción actual supone un récord y explicó que 26 millones de barriles proceden de su propia cuota, dos millones más de Irak y el resto corresponde a sobreproducción, es decir, los países miembros que incumplen los límites de extracción.

Los analistas mantienen que la OPEP debería contar con una capacidad extra de producción equivalente al 4% de la demanda mundial. Así, en caso de una escalada de precios, podría poner de inmediato más crudo en el mercado con el objetivo de frenar la cotización.

Pero esta variable se encuentra ahora reducida al 1%, lo que supone una OPEP con las manos atadas para satisfacer el tirón de la demanda del oro negro.