Platos apacibles con sabor mediterráneo
GOIZEKO & DALLI'S, un proyecto vanguardista en Marbella firmado por destacados profesionales
Lo último de este verano es Goizeko & Dalli's, espectacular restaurante que un grupo de grandes profesionales acaba de inaugurar en Marbella. Pocas veces un establecimiento de hostelería nace con el respaldo de tantas firmas conocidas. En el diseño del local y la urbanización que lo circunda, la rúbrica del arquitecto chileno Melvin Villarroel, ideólogo del concepto "pueblo mediterráneo" y autor de vistosos paisajismos (hotel Puente Romano y Marbella Club). En labores estéticas, el prestigioso Pedro Peña, uno de los interioristas con las ideas mejor ordenadas. Y en funciones de asesor gastronómico, el veterano Jesús Santos, propietario de todos los restaurantes Goizeko (Bilbao y Madrid), que se ha asociado para la ocasión con los italianos Nico y Marco Dalli, que ya disponen de otros establecimientos en la zona.
GOIZEKO & DALLI'S
Avenida de Buchinger, s/n. Urbanización Mansión Club. Marbella (Málaga). Teléfono 952 76 90 30.
Cierra al mediodía. Abre todas las noches.
Precio aproximado por persona, de 60 a 80 euros.
Menú degustación, 60 euros. Arroz negro con carabineros, 18. Cochinillo asado, 24. Tiramisú helado, 10.
Pan ... 7
Café ... 7,5
Bodega ... 7,5
Ambiente ... 9,5
Servicio ... 7
Aseos ... 9,5
Vanguardista y acogedor
De la conjunción de todos ellos ha surgido un lugar vanguardista y muy acogedor, donde se sirven platos apacibles y bien ejecutados. Recetas mediterráneas poco complicadas, entre las que se filtran algunas especialidades vascas y ciertas propuestas italianas. Cocina seria que emplea materias primas de calidad y realza los pescados y mariscos capturados en las costas andaluzas (corvinas, gambas y coquinas de Huelva; boquerones de la Caleta de Vélez, Málaga; pargos y besugos de Tarifa). Platos que carecen de grasas superfluas y no precisan de esas esperpénticas aclaraciones a pie de mesa tan habituales en algunas cocinas de autor o creativas.
Como muestra valen los aperitivos. Son tan finas las croquetas de jamón que al probarlas se tiende a solicitar varias raciones. Tampoco se quedan atrás los chipirones rellenos de butifarra, ni el chupito de ajo blanco con huevas. Con los platos importantes se multiplican las sensaciones. Desilusiona la versión deconstruida del marmitako, que parece un tataki de atún japonés pasado de acidez, en compañía de unas sosas patatas frías. Por el contrario, el arroz meloso de bogavante es delicioso, y el suquet de corvina, suculento. En otros dos platos de apariencia sencilla, la ensalada de pasta fina con verduras, y el cochinillo asado, se aprecia la habilidad del joven chef Fernando Balbuena, al que asesora Jorge González, cocinero del Goizeko-Wellington (Madrid).
JUEGO DE LUCES Y ESPACIO ABIERTO DE ESTILO ZEN
DE ACUERDO con el estilo de la zona, durante la temporada veraniega Goizeko & Dalli's sólo abre por las noches. Justo al anochecer, los juegos de luces de este restaurante, totalmente domotizado, realzan un espacio abierto que bascula en torno a un patio interior de estilo zen y a los comedores cuadrangulares que lo circundan. Lo que resulta increíble es que a los pocos días de su apertura el servicio funcione con normalidad y no se aprecien irregularidades, a pesar de que registra llenos hasta la bandera. Un mérito atribuible a Carmelo López, jefe de sala. Es una lástima que el capítulo goloso, que corre a cargo de Juan Torres, no dé la talla como el salado. Es refrescante la sopa de frutos rojos con limón; aburrida la piel de leche a la canela con una gran compota de manzana, y simplemente correcta la quesada sobre helado de mascarpone. Una opción interesante para probar especialidades es el menú degustación, que resulta demasiado largo. Por 60 euros se sirven cinco platos (fideuá, gazpacho de centollo, marmitako en versión Goizeko, merluza rellena de langostinos, cochinillo asado), además de dos postres (sopa de frutos rojos y fantasía de chocolates). Particular interés merece su bodega, por la calidad de sus referencias y por el cuidado que se presta al servicio del vino. Como complemento, una carta de aguas, un surtido de cafés bien escogidos, y varias infusiones y tisanas, además de chocolates a la taza. Por si no fuera suficiente, el pan es bueno.
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