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Los radicales chiíes reanudan los combates a gran escala contra EE UU en Irak

Las milicias del clérigo Múqtada al Sáder derriban un helicóptero y llaman a la guerra santa

El frágil alto el fuego acordado en Nayaf a principios de junio saltó ayer por los aires. Los combates más feroces de los últimos dos meses se desataron en la ciudad santa chií entre los fieles del clérigo Múqtada al Sáder y las tropas de EE UU, ayudadas por la policía iraquí. Los enfrentamientos dejaron 19 muertos, entre ellos un soldado estadounidense, y decenas de heridos. Los insurgentes lograron derribar un helicóptero. Un portavoz de Al Sáder hizo un llamamiento a la guerra santa contra las tropas de ocupación, que incluye a los británicos desplegados en Basora. La reanudación de combates a gran escala significa un desafío contra el Gobierno provisional iraquí.

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Dos meses se han mantenido las principales ciudades del sur de Irak, pobladas mayoritariamente por musulmanes chiíes, en relativa calma. En abril y mayo los leales a Al Sáder organizaron un alzamiento generalizado contra los soldados de EE UU después de que el entonces administrador civil del país, Paul Bremer, decidiera la clausura de la publicación semanal del clérigo chií. No trascendió ayer motivo alguno que justificara los ataques de la milicia de Al Sáder.

Fuentes oficiales norteamericanas citadas por la BBC aseguran que los insurgentes atacaron una comisaría de policía. El gobernador de la ciudad respondió solicitando ayuda a las tropas de Estados Unidos. En cualquier caso, rebeldes, policías y soldados extranjeros han regresado al centro de la ciudad santa.

En los choques en Nayaf perdió la vida un uniformado norteamericano cuando su patrulla fue atacada con granadas por rebeldes. Dos milicianos también perecieron y cinco soldados fueron heridos. Son ya 681 los militares estadounidenses muertos en combate desde que comenzó la invasión de Irak el 20 de marzo de 2003.

En esta misma ciudad, en la que residen los dirigentes religiosos chiíes más relevantes, entre ellos el moderado Ali Sistani y el radical Al Sáder, los seguidores del segundo derribaron un helicóptero norteamericano. Al menos dos miembros de la tripulación sufrieron heridas. Los rebeldes aseguraron que el helicóptero volaba muy cerca del domicilio de Al Sáder y que los soldados fueron los primeros en atacar. Los marines argumentan que el asalto a la comisaría supone una violación de la tregua pactada en junio.

Sea como fuere, el reguero de víctimas mortales fue ayer elevado. Por otra parte, al menos cinco personas fallecieron y 20 más resultaron heridas tras la explosión de un vehículo bomba ante una comisaría de policía en Mahawil, 70 kilómetros al sur de Bagdad, cerca de la también ciudad santa chií de Kerbala en un atentado suicida.

En Basora, la segunda ciudad de Irak, en el sur del país, también se registraron enfrentamientos entre los leales al líder radical chií y soldados británicos. Un portavoz militar citado por Reuters dijo que dos insurgentes murieron en el altercado, que se prolongó 15 minutos en el centro de la ciudad. Los rebeldes chiíes señalaron que el choque armado se debe a la detención, la víspera, de cuatro camaradas de las milicias de Al Sáder. "Haremos la guerra santa a las tropas extranjeras, no a la policía iraquí", clamó Saad al Basri, según la agencia France Presse. El ministro del Interior iraquí, Falah Hassan Al Naquib, aseguró ayer en rueda de prensa en Bagdad que el Ejecutivo interino "no va a negociar" con la milicia de Al Sáder ni con los grupos de secuestradores.

En el norte de Irak, donde tampoco escasean los combates, la estrategia de los resistentes a la presencia de soldados extranjeros se centra en dañar a toda costa los canales de suministro a las tropas. Además de los frecuentes sabotajes a los oleoductos, se suceden los secuestros de camioneros y los ataques a los convoyes que transportan material para las fuerzas norteamericanas o que trabajan para el Gobierno interino iraquí, al que consideran colaboracionista de la ocupación. Tras la ejecución difundida por Internet de un camionero turco a comienzos de esta semana, ayer se identificó en Mosul el cadáver de otro conductor de esta nacionalidad que sufrió un ataque el pasado lunes en Filfail, a 40 kilómetros de la frontera turca. Otros dos colegas están desaparecidos. Al menos 20 extranjeros permanecen en manos de sus captores.

Un miliciano chií sujeta su arma junto a un retrato del imán Alí, en una calle de Bagdad.
Un miliciano chií sujeta su arma junto a un retrato del imán Alí, en una calle de Bagdad.REUTERS

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