El Atlético coge el tranquillo
Los rojiblancos, con unos magníficos Musampa y Aguilera, jugaron al toque para ganar al OFK
Primera premisa: el OFK de Belgrado no es gran cosa. Es poca cosa. No defiende. No acumula hombres en el centro. No corre. Segunda: los rojiblancos se movieron muy juntitos, avanzaron con criterio apoyados en sus centrocampistas, penetraron por las bandas centrando desde la línea de fondo, y se agruparon en torno a la pelota -algunos por delante, otros por detrás-. Tercera: algunos nombres propios, caso de Musampa, Ibagaza y Colsa, cumplieron con sus tareas con una solvencia muy poco habitual en su trayectoria como rojiblancos. Cuarta: Perea es un defensa elegante con intuición para el corte y elegancia para alejar la pelota. Quinta: el portero, en este caso el suplente, Aragoneses, solventó con seguridad lo poco que le tocó hacer. Conclusión: aunque el rival no era muy fuerte, el Atlético tiene buen aspecto, el corazón le late, está vivo; en juego, porque mejoró mucho; en el resultado, porque ya está en la salita de espera de la Copa de la UEFA.
ATLÉTICO 2 - OFK BELGRADO 0
Atlético: Aragoneses; Contra, Perea, García Calvo, A. López; Simeone (Paunovic, m. 58), Colsa (Gabi, m. 83); Aguilera (Novo, m. 75), Ibagaza, Musampa; y F. Torres.
OFK Belgrado:Damjanac; Ivanovic, Basa, Jokic, Tosic; Kamber, Vaskovic; Simic (Svetkovic, m. 72), Matic, Bozovic (Arsenikevic, m. 84); y Bakovic.
Goles: 1-0. M. 9. Aguilera centra desde la derecha y Torres remata en plancha a gol.
2-0. M. 50. Aguilera empalma un centro desde la izquierda de Musampa.
Árbitro: Philippe Leuva (Suiza). Amonestó a Kamber, Contra, Tosic y Vaskovic.
Unos 20.000 espectadores en el Calderón.
El objetivo propuesto para el año pasado, regresar a Europa, se logró ayer en diferido, con un retraso de un par de meses sobre el horario previsto. Y lo consiguió un equipo no muy diferente del que apenas fue capaz de hilvanar una jugada en toda la temporada anterior. El secreto, al margen de la escasa resistencia del rival, parece que está en la psicología de algunos futbolistas y en las recetas "de la abuela" del nuevo técnico, César Ferrando.
Por partes. Musampa jugó sus mejores minutos con la camiseta del Atlético. De hecho, no parecía Musampa. Y no porque el holandés no sea un buen jugador, que lo es. Sino porque comprendió que el jugar por la banda izquierda no solo implica jugar por la izquierda, sino también por la banda. Ayer, Musampa hizo más centros, buenos centros además, desde la línea de fondo, de adelante a atrás, de los que sumó en todo el curso pasado. En vez de liarse en jugadas individuales aprovechando su talento, lo invirtió en avanzar por el costado, en asociarse con inteligencia con Torres -que siempre tiende a caer por ese lado- y con Antonio López. Alguien le ha convencido y, desde luego, tiene mucho mérito.
Más. Ibagaza y Colsa tiraron del manual para sus respectivos puestos. El argentino, para lanzarse en busca de un centro ventajoso buscando el gol. El cántabro para construir en torno a su desgarbada figura un bloque de avance hacia la portería ajena.
Todavía más. Ferrando propone un sistema muy sencillo. Todo consiste en pequeños apoyos, en no dejar a nadie solo ante la alternativa de rifar la pelota. En soltar la pelota rápido y a algún lugar apropiado. En tener una idea y en no pensar que la pelota es un objeto peligroso y molesto.
Sin embargo, el OFK también tuvo alguna oportunidad. Los defectos más acusados de los serbios están en la parte de atrás. Delante, sin ser unos superdotados, dan el pego. Tosic, por ejemplo, fue capaz de bailar a tres defensas rojiblancos en un baldosín para dejar sólo en el área a Simic.
El Atlético tuvo muchas oportunidades. Casi todas, de la milagrosa marmita de los centros por los laterales: así llegaron los dos tantos. Aguilera, que jugó un magnífico partido y salió del estadio ovacionado, y Musampa, bombardearon el área del OFK.
Buenas señales para el Atlético: ya juega al fútbol.
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