Destino imprevisto
Mireia estudió Veterinaria y quería dedicar su vida a los animales, pero finalmente le ganó el interés por las personas. Ha sido educadora en el Raval, ha colaborado en un proyecto para la promoción de la mujer en Marruecos, ha participado en programas de alfabetización y en su currículo figura su formación en animación socio-cultural. Ha trabajado con niños, con ancianos y con adultos, especialmente con los que carecen de recursos. "Lo que quiero es colaborar para que las personas puedan desarrollar sus capacidades al máximo, para que tengan todas las oportunidades posibles", explica.
Ahora Mireia trabaja en una de las casetas del juego del Fórum, donde habla y anima a los que se le acercan a construir una frase escondida a partir de pruebas relacionadas con el recinto. Otra vez, las personas son su destino. Quizá porque de pequeña ella era "una nena de casal", según explica, y le gustó que la ayudaran a crecer.
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