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Pie de foto / EL PAÍS, 12 de septiembre de 2003 | ESTILO
Columna
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Renée y yo

Juan José Millás

Para Platón, y disculpen el atrevimiento, lo que tomamos por realidad no es sino una copia imperfecta de la verdadera realidad. Por lo visto, las almas que todavía no han caído en el mundo sensible, o que se han liberado de él, en vez de relacionarse con cosas, se relacionan con ideas. Para esas almas no existen las mesas, sino la mesa; ni los árboles, sino el árbol; ni los caballos, sino el caballo, y así sucesivamente. Usted y yo procedemos del mundo de las ideas, sí, pero hemos caído temporalmente en este universo material, que funciona a modo de reminiscencia o de recuerdo vago del otro. Por eso, siempre según Platón, conocer es recordar. Cuando algo nos conmueve en el arte, en la gastronomía o en la vida, es porque evoca un objeto de aquel otro mundo, el de las ideas, donde hemos vivido anteriormente y del que hemos sido expulsados como del Paraíso Terrenal (nos echan de todas partes). Y tenemos que conformarnos con la evocación, es decir, con el recuerdo vago y vaporoso, con esa especie de déjà vu, de un lado porque los sentidos corporales tienen las posibilidades que tienen, o sea, pocas, y, de otro, porque el mundo de la materia no puede acercarse sino de forma ligeramente aproximada a la perfección del mundo de las ideas.

No sé si me explico. En cualquier caso, la chica de la foto pertenece al mundo de la materia. Ignoro qué habría dicho Platón de ella. Por lo que a mí concierne, si un día, antes de haberla visto por primera vez, se hubieran presentado en casa un par de detectives mostrándome su foto y preguntándome si la conocía, les habría dicho que sí.

-¿La ha visto por el barrio últimamente?

-No la conozco del barrio.

-¿De dónde, entonces?

-Del mundo de las ideas, quizá la he soñado un par de veces. ¿Podrían ustedes decirme quién es?

-Se llama Renée Zellweger. Si vuelve usted a verla en el mundo de las ideas o en cualquier otro sitio, no deje de llamarnos a este número.

Una conversación como la que acabo de describir entre dos detectives y un escritor sólo sería posible en el universo platónico. En el mundo de la materia, me habrían dado de tortas hasta hacerme confesar dónde estaba ese club llamado El Mundo de las Ideas. Dicho esto, no dejo de preguntarme qué tipo de relación tuvimos esta chica y yo antes de precipitarnos al mundo sensible. Lo que sí sé es que fue muy íntima y gratificante para los dos, porque en el mundo de las ideas yo también mejoro lo mío. Ya sé que muchos de ustedes no me creen, quizá estén esbozando una sonrisa de conmiseración al leer estas líneas. ¿Pero es que a ustedes no les ha pasado nunca una cosa semejante? ¿Ustedes no se han cruzado por la calle con una desconocida cuyo rostro les resultaba enormemente familiar? ¿Ustedes no se han encontrado frente a un paisaje que era el paisaje? ¿Un cuadro que era el cuadro? ¿Una novela que era la novela? ¿Un amigo que era el amigo? ¿Acaso no tienen ustedes ahora mismo la sensación de que esta foto es la foto?

ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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