Una autora enigmática

La figura de Carmen Laforet, la autora que renovó la narrativa de la posguerra, es recordada en Vidas Literarias, la colección de Omega dirigida por Nuria Amat, que ofrece al lector una perspectiva de los mejores escritores. Era inevitable que la mítica autora de Nada, que falleció en febrero, formara parte de una colección en la que aparecen nombres indiscutibles como Cervantes o Cernuda, y maestros tan amados por la propia Laforet como Baroja y Juan Ramón Jiménez. Teresa Rosenvinge y Benjamín Prado han seguido el hilo biográfico de la escritora apoyándose en los últimos estudios aparecidos sobre su figura. Entre ellos la correspondencia de Laforet y Ramón Sender, recogida en Puedo contar contigo (Destino, 2003). Y artículos de prensa de Laforet en los que a menudo se transparentaba. Lo que muestran aquí los autores no es tanto una biografía como un loable empeño en aproximar al lector a la escritora. Además del retrato de Laforet de Rosenvinge y Prado, el libro ofrece una amplia selección de textos. Se pueden releer fragmentos de Nada y La insolación, y reencontrar algunos de sus relatos de los años cincuenta: El veraneo, Un viaje divertido, Al colegio o El noviazgo. Y muestras de su etapa de conversión religiosa -con finales algo forzados en La mujer nueva o en El aguinaldo-, una dimensión de su vida interior que, pasada la inicial confusión de recién llegada, siempre mantuvo, ya sin adhesiones dudosas. A pocos meses de su muerte, descubrir algo nuevo en una escritora tan llena de luz y a la vez tan misteriosa como Laforet es un objetivo arduo. La reserva con que vivió sus descalabros vitales y sus batallas con la escritura señalan unos límites. Y unos retos, entre ellos hallar la justa conexión entre su separación matrimonial y su periodo ágrafo. Más allá de lo ya publicado, quizá haya que esperar a recobrar los papeles dispersos de la autora y dejar pasar un tiempo razonable para abordar con libertad la vida de Carmen Laforet.