La casa de muñecas de la presidenta

Durante el verano, la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, ejerce su mandato desde un confortable palacete que el Estado le otorga en el balneario de Naantali, en el oeste del país. Allí, la presidenta tiene a su disposición 56 hectáreas de bellos jardines. Su residencia oficial, ubicada en una idílica bahía en las afueras de Helsinki, también le ofrece inmejorables vergeles. Pero, al parecer, todo esto no es suficiente para el cariño que ella tiene por la jardinería. Así, Tarja Halonen aún frecuenta, en su escaso tiempo libre, la pequeña cabaña que posee en uno de los huertos asignados en la parte oriental de la capital. Estos pequeños huertos han sido destinados sobre todo a personas de bajos ingresos, para el cultivo de hortalizas y la práctica de la jardinería. La cabaña de la presidenta más parece una casa de muñecas. Así, cuando ella llega a mimar sus rosas, lilas, peonias y crisantemos, los componentes de su cuerpo de seguridad deben permanecer al aire libre, pues simplemente no caben en la cabaña. El protocolo no estipula si la presidenta puede o no pernoctar en aquella casita. En los mentideros nórdicos se especula que Tarja Halonen podría suceder, pronto, a Kofi Annan en la jefatura de la ONU. De ser así, se convertiría en la primera mujer en dirigir la organización mundial. ¿Qué pasará entonces con la casa de muñecas?-