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Tribuna:LA MÁQUINA DEL CUERPO | TOUR 2004
Tribuna
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Potencia, eficiencia y cilindrada

Lance Armstrong acaba de lograr una hazaña única. El que les escribe opina, como otros aficionados, que buena parte de la insultante superioridad del americano se debe a su motivación y a su tremenda fuerza mental, absolutamente excepcionales. Y también al entrenamiento tan minucioso que hace todos los años para rendir al máximo en el Tour. Sólo en el Tour. De todos modos, es obvio que sus cualidades fisiológicas también deben de ser sobresalientes. De lo contrario no hubiese ganado un solo Tour. Y ya van seis, de momento.

Desde hace décadas, en los laboratorios de fisiología del ejercicio de todo el mundo se pueden medir las dos variables que determinan el rendimiento en deportes de resistencia como el ciclismo, el maratón, o el esquí de fondo: el consumo máximo de oxígeno (abreviado VO2max) y la eficiencia muscular. De todos modos, en las grandes vueltas por etapas entra en juego un tercer factor al menos igual de importante que los otros dos, y que hacen del ciclismo un deporte muy especial: la capacidad para recuperarse en apenas 18 horas, las que transcurren desde el final de una etapa al inicio de la siguiente, y de rendir al máximo durante tres largas semanas, a pesar del tremendo desgaste acumulado a lo largo de los días. Que nadie les engañe: este tercer factor no se puede medir en ningún laboratorio. Sólo los médicos y directores, con su experiencia personal tras años de observación, saben qué corredores están más dotados para las vueltas de tres semanas, y a qué corredores se les acaba la gasolina antes de tiempo.

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Pero volvamos a las otras dos variables, el VO2max y la eficiencia, que esas sí que se pueden medir. Y de hecho conocemos los datos de los dos últimos grandes dominadores del Tour: Miguel Indurain y Lance Armstrong. El VO2max es la máxima capacidad que tiene el organismo de consumir oxígeno por unidad de tiempo. Se mide en mililitros de oxígeno por minuto, y se divide por el peso corporal porque los humanos, como los demás animales, debemos desplazar nuestro peso para movernos. El VO2max está condicionado sobre todo por la fuerza con que el corazón es capaz de bombear sangre oxigenada a los músculos. Y también por la herencia genética. Sobre todo, la de nuestra madre. (Así que los futuros campeones búsquenlos más en los hijos de las vencedoras del Tour femenino, como Joane Somarriba, que en los hijos de Armstrong).

El VO2max de los ciclistas suele rondar los 70 ó 75 mililitros por kilo de peso por minuto (ml/kg/min). Los enfermos de corazón apenas llegan a 15 ml/kg/min y la mayoría de las personas no pasan de 40. Y es muy difícil superar los 70 ó 75 ml/kg/min a base de entrenamiento: si mejora mucho la fuerza del corazón, algo que sólo se consigue con durísimos entrenamientos interválicos, la sangre llega tan rápido a los vasos del pulmón que a éste no le da tiempo a oxigenarla. Así, muy pocos ciclistas superan los 80 ml/kg/min. (El tope de los humanos es 85-86 ml/kg/min).

Un científico americano, Ed Coyle, le hizo unas cuantas pruebas de esfuerzo a Armstrong hasta el año 1999 (precisamente el año en que empezó a dominar el Tour): el VO2max de Armstrong ronda los 80 ml/kg/min. Como el de Indurain, conocido por un excelente estudio científico de su médico y entrenador, Sabino Padilla.

La segunda variable, acaso más importante que la anterior, es la eficiencia muscular. Es decir, el porcentaje de la energía consumida por los músculos que éstos son capaces de transformar en potencia (vatios), que es lo que hace moverse a los pedales. En ciclistas aficionados, la eficiencia oscila entre 18 y 22%. En los profesionales, como los que ayer llegaron a París, los valores medios son más altos: 24 ó 25%. E Indurain andaba por 26%.

Al contrario que el VO2max, la eficiencia puede aumentar bastante a base de kilómetros. Precisamente, lo que más ha mejorado Armstrong con el paso de los años es su eficiencia. O al menos esto es lo que dice Coyle. Y los hechos le dan la razón. Tal y como subió L'Alpe d'Huez, su eficiencia debe de andar cerca de 30%. Algo excepcional.

Generalmente, existe una relación inversa entre el VO2max de cada persona, algo así como la cilindrada de su motor, y su eficiencia: los que andan más sobrados de motor pueden permitirse el lujo de ser menos eficientes y viceversa. Pero para ganar el Tour hay que tener un motor excepcionalmente grande y eficiente. Además de otras cualidades, claro.

Alejandro Lucía es catedrático de la Universidad Europea de Madrid.

SCIAMMARELLA

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