El día que Caballos dio un portazo a Chaves
El Libro de Estilo de este periódico considera reprobable titular con otros títulos. "Esta práctica demuestra escasa imaginación y abundante pereza mental", dice el artículo 3.21.
El filo de la navaja, La ceremonia del adiós, La hoguera de las vanidades, A salto de mata, Viviré con su nombre, morirás con el mío, ¿Quién teme al lobo?, El tercer hombre, Todos los caballos buenos, Un hombre llamado Caballo, El hombre que susurraba a los caballos, Corazón partío son títulos periodísticos propios, sin duda, de la flojera, pero pueden ayudar a captar la encrucijada actual y el perfil del presidente-portavoz del grupo parlamentario socialista, uno de los personajes claves del socialismo andaluz en la última década.
Caballos, de 50 años, es un político brillante e ingenioso que deslumbra y ciega tanto a sus adversarios políticos como a sus compañeros de partido. "En Sevilla se le teme no se le quiere" dicen de él. Su capacidad de cálculo, de tener previsto hasta el más mínimo traspié, es parte de su leyenda, de ahí que la mayoría lo vea como una especie de Houdini capaz de solucionar las situaciones más difíciles e imposibles y no como un David Copperfield cualquiera. Caballos no ofrece ilusiones ni intangibles como la segunda modernización, sino ascensos a la medida de sus posibilidades y si no está a su alcance facilitarlos busca fórmulas para que al promocionado le quepa una duda sobre su participación. "No sabes el trabajito que nos ha costado lo tuyo", puede ser una de sus recetas, nada comparable a lo que dijo en un comité provincial en el que se aprobó incluir a un independiente en la lista de candidatos al Parlamento andaluz: "Éste me lo apuntas a mí en mi cuenta".Su vida es la política y el PSOE, y a la política y al PSOE le dedica 24 horas al día, siete días a la semana y 365 días al año. Ahora se ha presentado candidato a la secretaría general del PSOE de Sevilla con un lema épico -Por Sevilla, fuerza y honor-, un cargo en el que fue elegido con el 90% de los votos en 1985 y en el que sólo duró tres meses por orden directa de Alfonso Guerra, en aquella época vicepresidente del Gobierno.
Entonces calló y empezó a nuclear a un grupo que cabía en un taxi. Ahora necesitaba hasta autobuses para tanta demanda, aunque muchos pasajeros han empezado a bajarse en el kilómetro cero del PSOE de Sevilla -quizás prestos a un viaje de ida y vuelta-, atendiendo a las señales que emiten la sede regional de San Vicente y el palacio de San Telmo, donde tiene su residencia orgánica e institucional el líder del partido, Manuel Chaves. Éste también arrastra otra leyenda: su proverbial prudencia que algunos, a veces, confunden con debilidad.
Y ése ha sido el principal error de Caballos en todo este mes de julio, creer que apretando al presidente de la Junta, éste, como otras veces, iba a ceder.
El miércoles 30 de junio, víspera del 36º Congreso Federal del PSOE, Caballos mantuvo en el despacho que el presidente de la Junta tiene en el Parlamento andaluz una reunión en la que le reiteró sus reivindicaciones políticas. Quería entrar en la ejecutiva federal de José Luis Rodríguez Zapatero y revestir su puesto como portavoz con un cargo orgánico, es decir, su restitución como miembro electo de la dirección andaluza del PSOE en el congreso regional. Chaves le reiteró, como hace dos meses el secretario de Organización, Luis Pizarro, su negativa a estas pretensiones, que razonó con unos criterios que Caballos consideró de "autoridad y poder", pero no políticos.
Ahora, ha trascendido que en ese encuentro, que se celebró sin testigos, el político sevillano habló a voces al presidente andaluz y que la cita terminó abruptamente cuando Caballos se marchó del despacho del presidente con un portazo como toda despedida. En ese momento, quizás al hábil portavoz del grupo parlamentario no tuvo en cuenta que Chaves también su lema: "Si te afliges, te aflojan".
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