Maragall y Blanco dan por cerrada una etapa de tensiones entre PSC y PSOE
El 10º congreso de los socialistas catalanes aprueba por unanimidad el informe de gestión de Montilla
La soberanía del Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) está por encima de cualquier duda, al igual que su lealtad y colaboración con el PSOE. Ésas fueron las ideas que intercambiaron el presidente de la Generalitat y del PSC, Pasqual Maragall, y el secretario de organización del PSOE, José Blanco, en la inauguración del 10º congreso de los socialistas catalanes, que empezó ayer en Barcelona. Con estas palabras, ambos dirigentes quisieron evidenciar el fin de las tensiones que afloraron a raíz del 36º congreso del PSOE.
No habrá sorpresas de envergadura en este congreso predestinado a administrar el periodo de abundacia que atraviesa el socialismo catalán. En ausencia de grandes batallas, ayer los ojos se volvieron hacia el secretario de organización del PSOE, máxima autoridad del "partido hermano" que, junto al presidente de la formación, Manuel Chaves, asistirá al cónclave. El congreso del PSC empezó con un abrazo dialéctico entre Maragall y Blanco. Era la escenificación del retorno de la calma tras la tempestad desencadenada el primer fin de semana de julio en el 36º congreso federal. En aquellas fechas, algunos sectores del PSOE intentaron vetar la presencia de José Montilla como representante del PSC en la ejecutiva federal, sin tener en cuenta que los socialistas catalanes son soberanos y les asiste el derecho a elegir a sus representantes en la dirección del PSOE.
Los discursos de José Blanco y Pasqual Maragall no pudieron ser más elocuentes, animados, eso sí, por el ambiente de euforia que rodea al primer congreso que el PSC celebra desde el poder autonómico, el objetivo que más se le ha resistido al socialismo catalán. Así que ambos dirigentes políticos, en presencia como testigos de los 1.154 delegados del congreso, procedieron a la reconciliación.
Gracias por los votos
El secretario de organización del PSOE recordó "la naturaleza singular de las relaciones" entre ambas formaciones. "Esta relación no es un problema. Al contrario, es una solución, la mejor solución para que un partido soberano como el PSC participe plenamente en el socialismo español y para que el PSOE se sienta plenamente representado por el PSC", agregó Blanco, quien recordó que la victoria de Rodríguez Zapatero fue posible también gracias al voto de 1,6 millones de catalanes.
Maragall también quiso subrayar esa colaboración y destacó que el PSOE, "el partido hermano", ha tenido el "coraje de poner sobre la mesa los grandes temas del segundo cuarto de siglo democrático que ahora comienza", y en el único pasaje de su discurso en castellano aseguró: "Creo que algunos no entendieron bien a Miquel Iceta en el congreso del PSOE cuando dijo que estábamos allí como resultado de una libre decisión, porque queríamos", destacó el presidente catalán. "Hay que respetar aquel pacto [el de abril de 1977, por el que nació el PSC como fusión del PSOE y el Partit Socialista de Catalunya] en todos sus términos y lo haremos", concluyó Maragall.La coincidencia entre Maragall y Blanco no se limitó al estricto terreno de las relaciones entre ambas formaciones sino también a las existentes entre Cataluña y España. "No hay mejor medicina que tener el poder para cerrar heridas", ironizó un alto dirigente del PSC. Ayer había quien recordaba la crisis sufrida por el Gobierno catalán el pasado mes de enero, a raíz de la entrevista con la cúpula de ETA del entonces conseller en cap, Josep Lluís Carod Rovira. En aquella ocasión desde la calle de Ferraz fue el propio Blanco quien sondeó a dos alcaldes del área metropolitana de Barcelona sobre la eventualidad de encabezar listas alternativas a las del PSC.
Blanco y la España plural
Pero esos fantasmas, que a veces amenazan con volver a aparecer, ayer estaban bien enterrados. Los socialistas catalanes y españoles están, en estos momentos, en estado de gracia. Así que ayer, la comunión de ideas entre Maragall y Blanco era tal que resultaba difícil reconocer a quién correspondían algunos encendidos fragmentos de discurso. "Los socialistas creemos en la España plural; creemos que el reconocimiento y respeto de la personalidad del pueblo de Cataluña no es tan sólo un acto de justicia histórica, sino de inteligencia política y sentido de Estado; si Azaña dijo en Barcelona que la libertad de España y la de Cataluña son la misma cosa, hoy también podemos afirmar que el progreso de Cataluña y el de España son la misma cosa", dijo Blanco. El secretario de organización del PSOE aseguró que la derecha española "nunca ha creído en una Cataluña activamente incorporada a la España plural".
El presidente de la Generalitat también realizó su canto a esa España plural, en el que aprovechó para desmarcarse del nacionalismo y resaltó las virtudes del catalanismo "más efectivo"; "y no menos enamorado [que el nacionalismo] de nuestros barrios, nuestros valles y nuestros ríos".
"En cierto sentido estamos hartos de hablar de naciones y tener que demostrar a cada paso nuestro nacionalismo; el nacionalismo cansa: nos une pero finalmente nos empalaga, se lo come todo, puede destruir los perfiles de los grupos, de las personas de los pueblos, reducidos todos a unidades indistintas del todo, a banderolas agitándose en un mundo rojo y dorado", subrayó un Maragall que ayer volvió a dar muestras de mejoría en el terreno discursivo.
El presidente de la Generalitat, aferrado a la concreción en el terreno programático y al contenido de un discurso creativo en el terreno ideológico, desgranó esa versión de patriotismo civil que tantas veces ha enunciado con las muletas del catalanismo y el socialismo. "Cuando la gente nacía, vivía y moría en el mismo lugar, el lugar de nacimiento -el territorio- definía la personalidad de los ciudadanos y de la sociedad", dijo. Pero ahora la nación ya no es el lugar de origen sino el de destino y "se define por su proyecto social y sus normas de convivencia, más que por el recuerdo", subrayó.
Y emplazó a los militantes a expresar civilmente su patriotismo: "Id a los barrios y a las escuelas e identificad aquellos puntos en que la llegada de los recién venidos está originando estrecheces en las aulas y desconcierto en los bares, en los rincones de encuentro y ruido en las escaleras. Ponedles remedio y habréis hecho más por la paz, por la justicia y por la patria que los discursos de todos los partidos que sólo hablan de ella, y a veces incluso que muchos discursos nuestros, de la izquierda", añadió.
El presidente del PSC también bajó al terreno de la concreción partidista y pidió una ejecutiva eficaz "y no excesivamente concentrada en el Área Metropolitana o en ninguna comarca individual". En esta referencia de Maragall, algunos delegados creyeron ver una advertencia a que no aumente el peso del Baix Llobregat en la nueva ejecutiva que debe salir de este congreso.
"Os pido que penséis que el presidente actual del partido lo es también de la Generalitat y que muchas veces habrá que delegar la presidencia del partido", concluyó.
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