¡Qué fuerte!
La semana está movidita. No me refiero a la que está cayendo con motivo del Congreso en Sevilla del PSOE. No. La que está cayendo viene de los que se han ido y de los que han dejado. Ahora resulta que nos enteramos que, el director del CNI, sabe por la televisión de la existencia de la furgoneta que abre las pistas del atentado en Madrid. También que el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, aprovecha su paso por la comisión de investigación del 11-M, para ciniquearse de los parlamentarios y relatar sus fantasías con la BBC. Ansar cuenta que sabe de papeles secretos porque no es tonto de remate. Ana no los encuentra en casa porque es muy limpia. Los hubiera visto. Además, en su casa sólo está la raqueta pádel. El Michavilla monta un pollo con la medalla de Bono -el último el pasado martes- y su Consejo de Ministros aprueba la del Congreso de EEUU para su Ansar. Eso sí como allí no mandamos se empiezan a gastar dos millones de dólares para que el Ansar tenga medalla. Dos millones que solo sirven para llenar el Senado de estudiantes y becarios. Ansar, aunque ya lo sabíamos, no es galáctico ni en EEUU. Un disparate.
Claro que a lo peor no es un disparate. A lo peor es otra cosa. No se puede aceptar, por muy poca higiene política y mental que se tenga, este tipo de actuaciones desde y contra lo público. No es de recibo que un fiscal tome el pelo a congresistas y se quede para seguir tomándolo cuando le venga en gana. Tampoco que unos amigos gasten un dinerito público para hacer un regalito de despedida. No ya porque pueda ser malversación sino porque es ridículo -muy propio- y encima un fracaso: Todavía no se la han colgado.
Tal vez, a esta alturas, habría que empezar a poner pies en pared sino queremos que se caiga la casa. Tal vez no estaría de mal, ya que Fungariño es tan estudioso para justificar dictaduras, que estudiara si los dos millones son malversación, si han servido para un programa de la BBC, quién o quiénes nos devuelven la panoja o si se puede resolver el contrato con el lobby, por inútiles. No han conseguido la medalla y al Senado no va ni Dios. ¡Claro que el cliente no era ni es moco de pavo!
Como comprenderán con estas cositas no está uno para mirar un congreso, por muy importante que sea para el PSOE de Sevilla. Además, tiempo habrá.
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