Petardos y cohetes

Qué pena que pasarlo bien a estas alturas del progreso humano sea oír cohetes y petardos hasta el hastío. Qué aturdimiento escuchar tanta música diversa y altísima y tanto micrófono anunciando premios anónimos. Eso es una feria hoy, ése es el concepto de festejo: a más ruido más diversión. ¿Pero de verdad les divierte?

Mi niño estuvo angustiado por culpa del estruendo de las tracas, que encima creo son carísimas y alteran el ambiente de manera dañina. ¿Por qué no se dosifican estos ruidos brutales y se fija y acorta su duración con algún tipo de normativa municipal? Que nos revienten los tímpanos no creo que sea el ideal de pasar un día festivo por mucho que antaño se haya hecho. Habría que hacer un referéndum para saber quién quiere seguir con estas primitivas costumbres sin sentido.

El ruido externo se pasa adentro y el mal humor y el acelere se te pegan como lapas. Por favor, un poco de imaginación a la hora de idear saraos. Vayan un poco más allá del asustar a niños y bebés y desajustar la savia interna que intentamos aquietar con no poco trabajo más de una. Celebremos la vida con bailes y cosas sencillas que propicien el encuentro y la alegría entre las personas. Pero no metan tanto follón. Eso sí que es hacer ciudad.