Carlos Kleiber, director de orquesta
El director de orquesta argentinoaustriaco Carlos Kleiber, una de las batutas más prestigiosas del siglo XX, murió a los 74 años de edad y fue enterrado en Eslovenia, país de origen de su madre, informó ayer la agencia de noticias eslovena STA. Una sobrina del músico confirmó en Viena que Kleiber falleció el pasado día 13 después de una larga enfermedad, y que sus restos mortales descansan desde este sábado en el cementerio de la localidad de Konjsica. Kleiber es considerado por los melómanos uno de los más importantes y enigmáticos directores de orquesta del siglo XX. Nació el 3 de julio de 1930 en Berlín como hijo del famoso director de orquesta austriaco Erich Kleiber, quien pocos años después se vio obligado a emigrar junto a su familia a Buenos Aires, debido a la persecución nazi.
Carlos Kleiber inició su carrera musical en Argentina, donde dirigió en 1952 por primera vez una orquesta, en el teatro de La Plata. A mitad de los años cincuenta, a su regreso a Europa, Kleiber fue obligado por su padre a estudiar Química en la Universidad de Zúrich (Suiza), aunque su vocación de músico se acabó imponiendo e inició una destacada carrera como director en distintas orquestas europeas.
Sin embargo, contratos fijos como los firmados con las orquestas de Potsdam, Düsseldorf, Zúrich y Stuttgart fueron la excepción durante su carrera, marcada por actuaciones extremadamente brillantes pero esporádicas.
Kleiber era un perfeccionista con una complicada personalidad, y fue considerado durante muchos años el "rebelde de la música clásica", al suscitar innumerables escándalos por cancelar actuaciones en el último momento sin aparente motivo. El mito del maestro se debe a que solía actuar tan poco, que el gran director austriaco Herbert von Karajan dijo una vez que Kleiber "sólo dirige si se le acaba la comida en la nevera".
Durante sus años en Buenos Aires, Kleiber y su familia se nacionalizaron argentinos, por lo que perdieron su ciudadanía austriaca, que le fue devuelta finalmente en 1980. En Viena, la ciudad natal de su padre, celebró algunos de sus mayores triunfos, el más destacado en 1994 con la dirección de la ópera El caballero de la rosa, de Richard Strauss. En los años 1989 y 1992 estuvo al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena en el tradicional Concierto de Año Nuevo.
El director de la Ópera de Viena, Ioan Holender, quien mantuvo con Kleiber un fluido contacto por carta, dijo en Viena que "ha muerto el más importante de los directores de orquesta contemporáneos". La pérdida para el mundo de la música venía siendo grande desde hace años, porque Kleiber hacía tiempo que no dirigía, recordó Hollender. "Las actuaciones tan esporádicas de Kleiber se explican porque el director buscaba en el arte lo que nadie encuentra: lo absoluto", declaró Hollender a la agencia APA.-
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