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Reportaje:

Voces sin megáfono

La plaza de Tirso de Molina acoge cada domingo, desde hace más de 25 años, a distintos movimientos sociales e ideológicos

No forman parte del rebaño manso de ovejas blancas. No creen en el pastor, por eso no le hacen caso. Rechazan "el pensamiento único que fomenta el sistema capitalista". En cuanto al consumo de masas, pues eso, que se lo dejan "para las masas". Ellos apuestan desde sus tenderetes en la plaza de Tirso de Molina por otras vías, por "otros senderos alternativos" alejados del gran camino.

Son las 11.30 de un domingo cualquiera. La plaza de Tirso de Molina (distrito de Centro) se convierte en un gran abanico ideológico con el que combatir contra el calor. Gente de todo tipo, la mayoría jóvenes, se concentra alrededor de una decena de tenderetes. Entre algunos puestos de música punk y hardcore y numerosos top manta se encuentran otros que comercian con algo más profundo, más intangible: son los que venden ideas. "Hoy en día parece que los derechos civiles son una bondad de la autoridad", opina Andrea, una periodista argentina que forma parte de Casa Pueblos, una asociación civil compuesta por 20 miembros cuya finalidad es la de "potenciar la solidaridad en el ámbito político y social". Se dedican a difundir "mensajes alternativos al sistema", muchos de los cuales están vinculados con la lucha en Suramérica "por hacer justicia" con las personas desaparecidas durante las dictaduras.

Tierno Galván dio el permiso para que los movimientos civiles tuvieran su espacio en la plaza

Precisamente la injusticia en Suramérica fue la que originó, durante la década de los setenta, que esta plaza se convirtiera en el espejo reflector de todas aquellas causas "encubiertas" por las que merecía la pena luchar. "Lo que sucedía allí, tenía su eco acá", explica Andrea.

Pero, poco a poco, las campañas fueron cobrando fuerza y acabó interviniendo la policía. Sucedió a finales de los setenta, con Luis María Huete de alcalde. "Nos encadenamos a los árboles para que no nos echaran", recuerda. Aquélla no fue una acción estéril: un año después, el nuevo alcalde, Enrique Tierno Galván, firmó un acuerdo para que los movimientos civiles tuvieran su espacio en la ciudad. Desde entonces, la plaza se llena en función de acontecimientos externos.

"Yo soy internacionalista", declara uno de los 25 socios del Centro de Estudios políticos Ernesto Che Guevara. "Lo soy porque los obreros no tenemos patria", añade. Además de poner a la venta más de una veintena de libros relacionados con el Che, este centro edita Crónicas obreras, en el que difunden las actividades que llevan a cabo. "Las ONG [organizaciones no guber-namentales] son bomberos del sistema", comenta, y lo dice con conocimiento de causa: "Estuve 10 años de voluntario en una, y cada vez que intenté hacer algo político me pararon los pies", asegura. Para subsistir venden todo tipo de objetos con la cara del Che estampada, así como con otros símbolos comunistas, como la bandera cubana. "Sabemos que no vamos a cambiar a la sociedad", admite, "pero lo importante es que haya una voz diferente y contestataria". Para ellos, esa voz es la de un revolucionario que destacó por ser "un gran pensador marxista y estratega antiimperialista".

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En otro tenderete se encuentra la Asociación Alternativa para la Liberación Animal (ALA), fundada en 1985 con el objetivo de reconocer los derechos básicos de los animales. "Es injusto utilizar a otros individuos para nuestro propio beneficio". Lo dice José Antonio, un voluntario de esta organización que cuenta con más de 450 miembros en toda España. "Promovemos un estilo de vida libre de productos de origen animal", explica. Y es que según ALA, "cada segundo cerca de 3.000 animales mueren víctimas de la explotación". A pesar de que el consumo de animales es un hecho muy arraigado en la cultura occidental, José Antonio ve el futuro con optimismo: "Cada vez hay más vegetarianos. En el resto de Europa van más avanzados porque llevan más tiempo sensibilizando".

Traficante de sueños se define como una librería asociativa en la que todos sus integrantes militan en movimientos sociales. Vende ensayos y novelas que facilitan "la comprensión de las transformaciones que se producen en todo el mundo", explica Viviana, uno de sus miembros. Su objetivo es el de "fomentar el espíritu crítico en la sociedad", afirma.

También es un proyecto editorial que publica "libros que contengan mensaje y hagan pensar". Además, son un ejemplo de distribución alternativa: en vez de copyright, que reduce el derecho de copia, "editamos con copyleft, que permite el plagio de las obras siempre y cuando se respete la autoría". De esta forma favorecen la divulgación de la obra. Todo "para que llegue a más gente", concluye.

Son las dos de la tarde. El bullicio de la plaza se va apagando paulatinamente. Los tenderetes recogen sus cosas, pero sólo temporalmente. El próximo domingo volverán. Y el siguiente, también. Y mientras sigan habiendo muchas injusticias en el mundo y sólo una manera de pensar, "estar seguros de que volveremos a estar aquí". Ése es el sentir general.

Los enemigos del sistema

"Somos los enemigos del sistema". Así se presenta, muy orgulloso, Mariano, un miembro de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Se trata del "único" sindicato en contra del sistema.

La CNT no admite subvenciones ni del Estado ni de ninguna empresa. De esta forma, según se puede leer en su panfleto, no está sometido "a ningún tipo de presión económica, ni a sobornos, ni a chantajes. Porque el bochornoso espectáculo que ofrecen día a día CC OO, UGT, CGT, USO... demuestra que nadie muerde la mano a quien le da de comer".

Se creó en 1910 y está adherido a la Asociación Internacional de los Trabajadores. El anarquismo es su medio y desean que también sea su fin. Pero para cumplir sus expectativas, "primero tiene que desaparecer el Estado".

Y en ese sentido trabajan. Practican "la acción directa": presionan "al patrón, a los ejecutivos o a la empresa directamente" hasta que cede. Para CNT, esta forma de actuar es "más barata, rápida y eficaz que la acción mediada". También venden y editan libros cuyo contenido es "puramente anarquista". En cuanto al número de socios, este improvisado portavoz declara que "la CNT nunca dice cuántos miembros tiene".

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