Falta de debate
Las asociaciones de vecinos reunieron sus peticiones de servicios e infraestructuras en un documento de 8 folios. Entre ellas había una solicitud significativa, la de El Cabanyal-Canyamelar, que quería "información" sobre los proyectos en el litoral.
Información y participación para contribuir a los cambios en la ciudad exigen también otros colectivos. El decano del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana, Fabián Llisterri, ha ofrecido la participación de los profesionales desde el primer momento. Junto al colegio de ingenieros, los arquitectos proponen, entre otras iniciativas, un concurso de ideas "para contar con los mejores proyectos" en el frente marítimo.
Recuerda Llisterri que "la ciudad no se acaba nunca" y que quedan muchos problemas por resolver. "Sin embargo, la asignatura pendiente más importante no es arquitectónica o urbanística, sino política y previa a todas las demás. Hablo de actitudes, de generosidad, de ausencia de intereses personales y de abrir cauces a la participación ciudadana", subraya el decano. Relata un ejemplo reciente de esa preocupación: el pasado día 13, el arquitecto Vicente Guallart presentó en el colegio el Plan Especial de La Torre, "donde se van a construir más de 3.000 viviendas, previa recalificación de una superficie importante de huerta". La convocatoria fue "un ejemplo de debate necesario aunque en este caso, a posteriori". "El salón de actos se llenó, todos tuvieron la posibilidad de hablar y muchos lo hicieron. Le reconocemos a Vicente el trabajo hecho, pero las críticas que el plan recibió de sus compañeros dejaron muy claro lo que los profesionales de la arquitectura y del urbanismo pensamos de la forma como se está llevando la política urbanística", cuenta Llisterri para preguntar a continuación: "¿Dónde está el modelo de ciudad que queremos?". Su respuesta es contundente: "No lo hay. Tampoco un plan operativo claro. Hay falta de criterios generales, lo que serían criterios básicos a seguir, se actúa a golpe de legalidad, eso sí, pero con decisiones fragmentadas y en muchos casos, condicionadas por las directrices del mercado; máximo beneficio al mínimo coste y en el menor tiempo posible".
"Construir una sociedad participativa es, en buena parte, una responsabilidad de la Administración, no sólo del equipo de gobierno sino también de la oposición, y somos muchos los ciudadanos que echamos de menos esa actitud pedagógica de los políticos", lamenta. "La anestesia global, las decisiones interesadas, el secretismo y la ausencia de debate en esta ciudad, son una enfermedad grave que nos convierte en una sociedad subdesarrollada. Debemos convencernos de que así no se hacen las ciudades", concluye.
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