Atenas sufre un apagón de tres horas

Con todos los preparativos en su última fase, a prácticamente un mes exacto para que se inauguren los Juegos, a Atenas se le encogió ayer el corazón. Eran las 12.30 de la mañana y arreciaba el calor, cuando todo paró de funcionar. Ni metro, ni tren, adiós ordenadores, aires acondicionados y semáforos. El caos multiplicado por dos. En la capital griega, como en todo el sur del país, había desaparecido el suministro eléctrico. Un "error humano", según explicó más tarde el ministro de desarrollo, Dimistris Sioufa, fue el causante del gran apagón.

Pero, para entonces, todas las alarmas se habían desatado. Con los Juegos a la vuelta de la esquina, enseguida surgieron los interrogantes sobre si Atenas será capaz de aguantar la fuerte demanda de electricidad que sufrirá durante ese periodo. "El apagón no se debe a una insuficiencia en la red eléctrica", se apresuró a aclarar Sioufa. "Ha habido un error en el suministro del alto voltaje. Pero se han tomado todas las medidas necesarias y existe suministro suficiente para cubrir todas las necesidades del país, también durante los Juegos".

Con los termómetros rondando los 40 grados y, en previsión de un fuerte aumento del consumo eléctrico, a alguien se le había ocurrido añadir al suministro habitual una parte de la unidad de alto voltaje de Labrio. Resultado: la mitad del país (la zona del Ática, parte de Tesalia, el Peloponeso y las islas del Egeo) se quedó sin luz, en el mejor de los casos, durante hora y media. Al centro de la capital la electricidad regresó casi tres horas después del corte cuyas consecuencias no siempre fueron negativas.

El apagón fue como una especie de test, con resultados positivos, a un mes de los Juegos. Los generadores de los hospitales funcionaron perfectamente, los bomberos actuaron con eficacia -recibieron unas 500 llamadas en apenas dos horas-, las instalaciones olímpicas no se vieron afectadas y el metro logró evacuarse en tiempo record: 12 minutos.