Combatientes enemigos
La expresión "combatientes enemigos" no fue inventada durante la guerra de Afganistán en 2001, como afirma Rosa Townsend en su crónica del pasado 9 de julio sobre los tribunales militares especiales que acaba de anunciar el Gobierno estadounidense para juzgar a los llamados "talibanes" de Guantánamo. Fue usada por vez primera en la sentencia de Harlan Fiske Stone, a la sazón presidente del Tribunal Supremo de EE UU, en el infame caso de los ocho presuntos espías alemanes que desembarcaron en territorio norteamericano en 1942 y que fueron procesados por un tribunal militar a puerta cerrada, condenados a muerte y ejecutados sin garantías procesales. Entonces y ahora, la denominación ha servido y sirve para estigmatizar al enemigo y sustraerlo de todo régimen de protección legal, en flagrante violación de las normas internacionales e incluso de la propia tradición constitucional norteamericana.
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