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Reportaje:

Ingeniería punta en barbecho

La desaladora de agua de mar de Carboneras, la más grande de Europa, está prácticamente parada desde su construcción en 2002

5 de febrero de 2001. El entonces ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas (PP), colocaba la primera piedra de "la mayor planta desaladora de agua de mar de Europa" en Carboneras (Almería). El folleto informativo del acto decía así: "Los 120.000 litros que será capaz de producir esta instalación cada día llenarían hasta la bandera dos estadios de fútbol como el de Almería o cien piscinas olímpicas de 50 metros de agua de altísima calidad". Pues bien, construida desde julio de 2002, "en un tiempo récord en todo el mundo para desaladoras de esta capacidad", según las empresas adjudicatarias del proyecto, la desaladora de Carboneras no tiene apenas uso. Y seguirá sin tenerlo hasta, al menos, 2005. Las tuberías que deben llevar el agua hasta los usuarios se acaban de terminar y las redes secundarias no se culminarán hasta el año que viene.

La obra ha pasado de un presupuesto inicial de 80 millones a 105, una desviación del 33%

"En esta época del año empezamos con los cortes de abastecimiento o sale muy poquita agua del grifo, y tenemos aquí al lado la desaladora de Carboneras". Diego Asensio, senador socialista por Almería, se queja de la situación. "Ha habido una descoordinación en la planificación de las obras por parte del PP".

En la Fundación Nueva Cultura del Agua van un poco más allá. Antonio Estevan, experto en aguas, explica así los retrasos: "Muchas ya estaban previstas en los 90 cuando [José] Borrell era ministro de Obras Públicas, pero en los ocho años de gobierno del PP la energía del Estado se concentró en grandes obras como la del trasvase, relegando otras acciones en materia de aguas".

Ya en 2001, cuando se apreciaba que las obras de la desaladora iban a culminarse sin que estuvieran listas las tuberías que habrían de llevar el agua hasta los invernaderos de Níjar sonaba la alarma. Esteban Giménez, el que era gerente de Acusur, la empresa gestora de la Confederación Hidrográfica del Sur (CHS), anunciaba que había urgido "a las constructoras de las conducciones para que agilicen los trabajos, de manera que a finales de 2002 llegue el agua desalada a Níjar". El apremio no causó el efecto esperado; hasta el pasado marzo no se concluyeron los conductos ahora en pruebas.

Los responsables actuales de la CHS afirman que las obras de las tuberías, que "han respetado estrictas normas medioambientales", -se han cubierto con la tierra de las zanjas y se ha plantando especies autóctonas encima-, "no se han retrasado pero han tenido muchos problemas burocráticos".

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Según piensa un almeriense futuro beneficiario del agua desalada, "nos han vendido la moto para comprar gasolina". Además de llevar dos años sin apenas funcionar, la desaladora de Carboneras es una moto que ha resultado ser cara. De un presupuesto de 80 millones de euros, se ha pasado hoy a una consignación de 105. La desviación, un 33% del cálculo inicial, se debe a las "mejoras para aumentar el rendimiento de la planta realizadas de acuerdo con los usuarios", según la CHS.

En el sector de las obras públicas se producen habitualmente subidas de presupuestos por imprevistos. En todo caso, la Ley de Contratos vigente no permite aumentos del presupuesto de obras superiores al 20%. La Junta de Andalucía, que asumirá en enero la gestión de la CHS, auditará las cuentas de Acusur para detectar "posibles irregularidades", según la Consejería de Medio Ambiente.

La planta de Carboneras está ubicada junto a una central térmica de Endesa con un doble objetivo. En primer lugar, la salmuera que expulsa la desaladora ayuda a bajar la temperatura del agua que sale de los conductos de refrigeración de la central, al tiempo que la mezcla de ambos caudales tiene un grado de salinidad muy bajo eliminando el problema que la excesiva sal pudiera causar en la flora submarina. Endesa, que explota la desaladora con una filial de la constructora OHL, aprovecha además la fidelidad de un cliente tan próximo -la desalación necesita una cantidad constante de energía- para dar salida a parte de la electricidad que produce la térmica, situada lejos de los centros de consumo. A día de hoy, Endesa utiliza 0,4 hectómetros cúbicos de la desaladora para estos usos. Es el único trabajo de una planta que puede producir 42 hectómetros cúbicos al año.

La de Carboneras será la primera desaladora de su tamaño que permitirá regar cultivos de alto valor añadido a un precio asumible por los agricultores, 33 céntimos el metro cúbico.

La Comunidad de Usuarios de la Comarca de Níjar, principal beneficiaria del agua de la planta (utilizará 24 hectómetros cúbicos anuales), no está inquieta por la tardanza porque también va retrasada en la construcción de la red capilar de canales que irrigará sus tierras a partir de las tuberías de Acusur. Las obras que permitirán que "por fin" empiece a fluir el agua "terminarán a finales de 2005". "La ministra Cristina Narbona nos ha garantizado el metro cúbico a 33 céntimos, un precio que nos permitirá volver a plantar judías, pimientos y flores, algo que no podemos hacer ahora por la mala calidad del agua que tenemos", dice Juan Manuel Morillas, el presidente de la comunidad.

En cuanto al agua para beber todavía no se sabe cuándo llegará a las casas. La tubería de gran capacidad que ha de llevar hasta Mojácar los 15 hectómetros adjudicados a la gestora de aguas de la Diputación de Almería (PP) no tiene quien la financie al estar las Administraciones en desacuerdo sobre su construcción.

Balsa de impulsión de la desaladora de Carboneras. Al fondo, la central térmica de Endesa.
Balsa de impulsión de la desaladora de Carboneras. Al fondo, la central térmica de Endesa.FRANCISCO BONILLA

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