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Crítica:LA LIDIA | FERIA DE SAN FERMÍN
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Robleño, valiente entre toros duros

La corrida de Dolores Aguirre tuvo un inicio espectacular. El primer toro empujó en el caballo de una manera que hacía años no se veía, pues mientras fijaba los pitones en el peto, las patas traseras y el rabo brincaban por el aire con una fiereza impresionante. Esa acción de fuerza inconmensurable presuponía que el toro iba a ser bravísimo. En la faena que inició El Califa, después de dar un pase cambiado, se ciñó con derechazos y el toro embestía con casta y temperamento. Quizá esa embestida limpia del toro hizo que El Califa se confiara y se ciñera aún más. En ese momento, el toro le atropelló y, lamentablemente, le mandó a la enfermería. Francisco Marcos se limitó a cumplir con tandas de ambas manos. Es verdad que ese toro acabó yéndose descaradamente a las tablas y eso es una señal negra.

A partir de ahí la corrida tuvo de todo: abundó la mansedumbre, muchos de los toros gazapearon y cabecearon en demasía pero es verdad que a los toros les perjudicó sobremanera la mala lidia que les insuflaron los toreros.

Cierto que, salvando algunos momentos de embestidas francas, esa mala lidia acabó por no dejar ver en su totalidad cómo eran los toros. Hubo mucha mansedumbre, mas otra cosa hubiera sido si esa genética a la vista tuviera mejores resultados con la lidia que se le debe dar a cada toro. Porque es sabido que cada ejemplar tiene su lidia. No todos son iguales como no son iguales las palomas de los parques, por más que picoteen en la mano de los niños.

Tampoco fue de ayuda la impericia demostrada a veces por el torero de la tierra, Francisco Marcos. Toda la tarde estuvo con ganas y voluntarioso pero para torear los toros de Dolores Aguirre hace falta tener mucha técnica y dominio del oficio. Este torero no tiene muchos contratos al año, y eso supone que a la hora de enfrentarse a toros con dificultades, y los de Dolores Aguirre las tuvieron y muchas, no sea capaz de contrarrestar el peligro.

Hay que destacar la actuación de Robleño. En su primer toro, segundo de la tarde, tuvo mucho peso y valor lo que le hizo al astado. Toreó con las dos manos, muy valiente y dominándolo a base de bien. Lo enceló con maestría, lo llevó toreado y arrastrando la muleta por la arena con empaque y hondura. Remató con tres trincherazos, varios por alto majestuosos y unas manoletinas de propina. Por menos de eso que hizo Robleño le dan las orejas a más de una de las figuras del momento. No es justo, por tanto, que no se premiara como se merecía la vibración e intensidad que acaparó el joven torero en sus dos muñecas.

Y no olvidemos que delante tenía un toraco de casi 600 kilos.

Al último de la tarde, su tercer toro estoqueado, otro toro de aún más peso pues dio en la romana 655 kilos, le inició la faena con pases cambiados en el centro del ruedo y ahí toreó al natural y con derechazos muy ligados, con mucho poder y tan valiente que su actitud hizo que el toro se rajara y se fuera a tablas.

El Califa resultó cogido por el primer toro de la tarde y no pudo terminar la faena.
El Califa resultó cogido por el primer toro de la tarde y no pudo terminar la faena.LUIS AZANZA
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