En memoria de Ángel Fernández-Santos
He sentido una gran consternación al conocer el fallecimiento del guionista y crítico de cine Ángel Fernández-Santos. Desde que siendo un chaval me aficioné al cine, he seguido fielmente sus críticas durante dos décadas y con ellas he aprendido a disfrutar de la belleza de este arte. Sus disecciones me parecieron siempre honestas y hermosas, obras de arte en sí mismas.
Gracias por enseñarme tanto, Ángel. Te echaré de menos, pues formabas parte de mi vida, de esa parte más íntima y sensible. Te seguiré teniendo en esas hermosas palabras y silencios que escribiste para El espíritu de la colmena. Hasta siempre.- Miguel Fernández-Pola Villanueva. Barcelona.
Hola, Ángel. Te escribe esta carta alguien al que no conoces y al que nunca has oído. Pero tú me has hablado mucho: cada viernes durante años y, a veces, cuando te ibas a Cannes, Berlín o Venecia, casi cada día.
Durante todo este tiempo, te disfrazaste de periodista para ser mi profesor sin cobrarme más que el precio del periódico. Me enseñaste a leer y a escribir, a entender y a disfrutar el cine y mi idioma. Por eso, aunque nunca lo pretendiste, te admiro y te considero genial, pero eso no te lo voy a decir porque no quiero que lo oigas. Siempre fuiste humilde, y eso es lo que te convierte en sabio de verdad.
No sé si te acuerdas de que habíamos quedado el martes para que me hablases de la muerte de Marlon Brando, pero no apareciste: seguramente porque se estaba escribiendo la tuya. Por eso he pensado que, puesto que he leído tantas líneas tuyas, no te importaría leer algunas mías.
Te has ido como te conocí, sin hacer ruido, sin dejar siquiera que me despidiese de ti.
Me has dejado huérfano, compañero, aunque todavía tengo la esperanza de que mandes tus crónicas desde donde quiera que estés. Si no es así, te seguiré leyendo en mi memoria hasta que algún día podamos tener esa conversación que nunca hemos tenido.
Mientras tanto, si no te importa, te recordaré como un maestro que me enseñó a aprender y que me prestó sus ojos para amar el cine y, sobre todo, la vida.
Hasta siempre, amigo Ángel.- Pablo Romero Fresco. Vigo.
Una de las cosas que más ilusión me hacía a la hora de pensar en ver un guión mío en pantalla grande es que Ángel Fernández-Santos podía ir a "verlo" para luego escribir su opinión, para "examinarme". Sabía que su "nota" -independientemente del aprobado o suspenso- iba a ser puesta con criterio y razón y objetividad; algo no muy extendido entre los críticos. Ahora puede que pase el examen, pero tal vez ya no tenga el mismo mérito el aprobar.- Fernando Cordero. El Espinar, Segovia.
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