_
_
_
_
Crítica:JUEGOS
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Asesino acorralado

En el final de su carrera, un verdugo revive su historia para entender el presente

Agonizando, en una húmeda habitación de un hotel parisino rodeado de gendarmes, la carrera del agente 47 parece haber llegado a su fin. Algo no encaja en la cabeza de este asesino a sueldo: ¿cómo ha llegado a esta situación alguien con tanta experiencia como él? La sangre evidencia su rastro y no quiere abandonar este mundo, por injusto que haya sido con su vida, sin saber qué ha truncado sus planes para conseguir una larga jubilación en un cálido país tropical. Sentado sobre la pegajosa moqueta, apoya la desierta testa en la pared iluminada por los destellos rojos y azules de las sirenas. En esta postura tan poco noble el protagonista intenta ordenar sus recuerdos que parecen proyectarse distorsionados sobre el anticuado papel que recubre toda la estancia. Uno a uno, aparecen los encargos más relevantes de los que se ha ocupado, desde que escapó del psiquiátrico donde le entrenaron, hasta la misión que está a punto de acabar con su vida. En este flash-back continuo, el jugador deberá resolver cada trabajo del agente 47 con empeño para ir avanzando hasta el presente a pesar de que prácticamente ya sepa cómo va a terminar la historia.

Hitman: Contracts

Desarrolla: IO Interactive

Distribuye: Proein

Plataforma: Windows, PlayStation 2, Xbox

Género: Acción

Edad recomendada: Mayores de 16 años

Precio: 45, 60, 50 euros

Internet: www.hitmancontracts.com

El original planteamiento que propone IO Interactive permite descubrir toda la historia de este personaje, mago del disfraz, que con esta tercera entrega de sus crímenes se consolida como el verdugo más eficaz de los videojuegos. Su vida es tan contradictoria como interesante. Cualquier objeto en manos de un agente especial como éste es susceptible de ser convertido en un arma. El robo de documentos, fotografía de armas clandestinas y demás tonterías se reserva para los finolis del servicio de inteligencia. Cuando un hitman entra en acción es porque debe correr la sangre. Sus tarifas están a disposición tanto para gobiernos como para adinerados inconformes con resoluciones judiciales. El equipo no hace distinciones. A pesar de que el trabajo sucio siempre lo realiza solo, detrás de él existe una organización que reúne datos y planos para elaborar un detallado informe que asegure el éxito de la misión.

Desde una vista trasera o con la nueva visión subjetiva, hay que controlar al agente 47 para que lleve a cabo su objetivo, a ser posible, sin levantar sospechas. Si tiene que escapar del psiquiátrico rodeado por las fuerzas especiales y buscado por los propios enfermeros, podrá hacerlo de dos formas. Por la salvaje: disparando a diestro y siniestro y con pocas posibilidades de llegar a la salida con vida; o por la sigilosa: vistiéndose con la bata de un paciente para acercarse a un confiado enfermero por detrás y acabar con su vida con un simple cable eléctrico. A continuación se le quita la ropa al enfermero y se usa como disfraz, sin olvidar esconder el cadáver para no levantar sospechas. Se roban las llaves del coche del despacho del director y acto seguido se procede a buscar a un SWAT solitario para aplicarle el mismo cuento que al enfermero. Vestido como un agente especial nadie impedirá que salga hasta el patio, coja el coche y desaparezca en la oscuridad quemando goma entre los vehículos de los antidisturbios.

Así es Hitman Contracts, desde Rumanía a Siberia pasando por Hong Kong; las víctimas caerán una tras otra. Traficantes de droga, chantajistas, ladrones de arte religioso, secuestradores... El guión lleva a pensar que esos desgraciados no merecen otra cosa. Pero el agente 47 sufre con cada cadáver que añade a su conciencia. Fue modificado genéticamente para hacer esta labor, pero no consiguieron librarle de estos dolorosos remordimientos que le indican que no está haciendo lo correcto.

Traducida y doblada al castellano, la nueva entrega sólo cojea de unos gráficos algo simples debido al lanzamiento simultáneo para PC y consolas que los ha rebajado al mínimo común denominador. De las pocas críticas que se pueden arrojar sobre Contracts, una consiste en que algún escenario se repite ya que había aparecido en el primer título de la serie, pero al tratarse de un viaje al pasado, es lógico que así sea. Está recomendado para mayores de 16 años y sería bueno que los padres lo respetasen ya que además de sangre, las escenas obscenas aunque con ropa hacen aparición explícita en misiones que representan desfasadas fiestas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_