El abad de Montserrat anima a la Iglesia a perder el miedo al debate

El abad de Montserrat, Josep Maria Soler, animó ayer a los responsables de la Iglesia a "perder el miedo al debate público social y a los medios de comunicación". Comenzó predicando con el ejemplo desde el escenario de la jaima, donde intervino en el espacio 141 preguntas. "Me he lanzado aquí a responder sin escudo", dijo. Aunque a veces respondió de forma ambigua, su participación fue agradecida por el público.

"No queremos imponer, pero sí proponer", afirmó el abad tras reconocer que existe un "laicismo creciente", y animó a sus compañeros a incrementar el "contacto con la realidad para que las respuestas no obedezcan a los libros y los principios, sino al conocimiento fruto del acercamiento".

Josep Maria Soler lidió con preguntas de todo tipo. Desde cuestiones de historia sagrada hasta interrogantes fruto de posturas claramente críticas con la Iglesia. Cuando un participante acusó, prácticamente, a la institución de ser responsable de la propagación del sida en los países pobres por criticar el uso del preservativo, el abad respondió que la Iglesia predica "vivir la castidad" y recordó que "en muchos lugares son los religiosos quienes cuidan a los enfermos de sida".

Hubo también creyentes que expresaron su discrepancia con aspectos de la institución. Preguntaron al abad, por ejemplo, si hay "contradicciones internas" entre lo que piensa y el cargo que ejerce, a lo que respondió: "Dentro de cada creyente hay una parte de cuestionamiento porque en contenidos concretos no todo el mundo ve las cosas de la misma forma. Hay momentos en los que te planteas la validez de ciertas posiciones".

En un plano muy distinto, el abad de Montserrat no pudo esconder su sorpresa cuando, como representante de la Iglesia, le reprocharon "que la institución tramitara con tanta rapidez el divorcio del primer matrimonio" de doña Letizia Ortiz. "Es una cuestión jurídica, porque su primer matrimonio fue civil y no impedía un matrimonio religioso posterior", dijo. En esta ocasión, arrancaron aplausos tanto la pregunta como la respuesta.

Josep Maria Soler comenzó su intervención respondiendo afirmativamente a la pregunta del día: si la religión aporta nuevas propuestas en cuestiones sociales. Argumentó que la religión "aporta una pacificación del corazón que lleva a interesarse por los demás y sus problemas".