Todo el poder para Ekimov

El 5 de noviembre de 2001, Viatcheslav Ekimov anunció que dejaba el ciclismo, que se iba a su casa de Tortosa (Tarragona) y que sólo saldría para ayudar a su entrenador de toda la vida, el mítico Alexandre Kutnetsov, el padre de la escuela de Leningrado, a organizar un equipo amateur con rusos concentrados en Cataluña. Ekimov, ruso de Leningrado (luego, como antes, San Petersburgo), tenía 35 años. A nadie debería, pues, extrañarle la decisión. Pero a Lance Armstrong, sí; le extrañó y le disgustó tanto que no paró hasta lograr que el taciturno ruso, introvertido y amable, volviera al ciclismo. No le costó mucho. Cinco meses más tarde, en abril de 2002, Ekimov anunció su regreso al US Postal. Ayudó a Armstrong a ganar el cuarto Tour como lo hizo en el segundo, en el tercero y en el quinto. Y ayer estaba allí, en primera fila, con 38 años, cargando sobre sus 75 kilos el peso organizativo de la batalla del pavés, contribuyendo con su experiencia a la construcción del sexto Tour.

"¡Uff!", suspiró aliviado al final de la batalla su jefe Armstrong. "Qué bueno es tener en el equipo a gente como Eki e Hincapie, gente de su experiencia. Ellos han sido la clave". Ekimov es el corredor en activo que más Tours de Francia ha comenzado y acabado: 13, y si el 25 de julio llega a los Campos Elíseos, será, con 14, casi 50.000 kilómetros en bicicleta, el tercer hombre Tour de la historia, tras los inalcanzables Joop Zoetemelk (16 Tours acabados y una victoria) y Lucien van Impe (15 y una victoria). Y sólo la tercera parte de ellos los ha corrido en el US Postal junto a Armstrong, quien mantiene con él una peculiar relación.

A diferencia de otros compañeros de generación de la escuela soviética del deporte como Ugrumov, Konishev o Abduyapárov, la entrada de Ekimov en el ciclismo capitalista, no se hizo por la vía dura, por la explotación de un equipo italiano de medio pelo, sino a lo grande, grandísimo, con un contrato de 500.000 dólares en el equipo más lujoso del momento, el Panasonic de Peter Post, un visionario holandés que entrevió antes que nadie que el futuro del ciclismo estaba lejos de los países tradicionales. De todas maneras, Ekimov no era ningún don nadie tampoco entonces. Campeón olímpico de persecución por equipos en Seúl 88, triple campeón mundial en pista, récordman amateur de la hora (a casi 50 rodó en Moscú con 20 años), Ekimov era la gloria de la escuela soviética a quien la caída del muro dio la libertad de viajar. Con el Panasonic debutó en el Tour del 90 y a los pocos días contribuyó a la victoria en la contrarreloj por equipos, la gran especialidad de la casa. En 1991, cuando el primer Tour de Indurain, firmó su única victoria individual en la grande boucle, una etapa en Mâcon lograda con un magnífico ataque en el último kilómetro, una especialidad en vías de extinción.

Con el destino de Armstrong se cruzó en 1994, ganándole en EE UU la contrarreloj y la general del Tour DuPont. Fue un momento esencial en la evolución del tejano, quien escocido por la derrota no paró hasta mejorar sus prestaciones contrarreloj -como demostró en 1995 derrotando a Ekimov en la misma carrera- ni de hacer crecer en su interior su admiración por el callado ruso. Ekimov, curiosamente, pasó una primera época en el US Postal en 1997 y 1998, los años en que Armstrong luchaba contra el cáncer, y ya amagó con una primera retirada en 2000. Fue la primera vez que se dejó convencer por Armstrong de que debía estar con él. Se lo 'agradeció' de una forma peculiar, ganándole a su admirador americano la contrarreloj olímpica de Sydney, un pequeño premio individual para el director en carrera del US Postal.