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Entrevista:Doug Aitken

"Me atraen los proyectos que son imposibles de realizar"

Es uno de los creadores norteamericanos de vídeo-arte más relevantes en la escena internacional junto a Bill Viola. A diferencia de éste, Aitken busca la aceleración y el exceso visual. En Barcelona se abre el miércoles la primera gran muestra de su obra.

"Entiendo la experiencia de vivir como series de fragmentos, como un montaje tridimensional en incesante cambio"

Más recuerdos tengo yo solo que los que habrán tenido todos los hombres desde que el mundo es mundo". La frase es de Ireneo Funes, aquel personaje-aleph que el artista californiano Doug Aitken (Redondo Beach, 1968) toma como referencia para ilustrar la manera que tenemos los humanos de penetrar en las zonas oscuras del inconsciente, en la tierra baldía de la memoria, y competir con la velocidad vertiginosa de aviones y coches. Funes el Memorioso sabía la forma de las nubes en un amanecer de 1882 y podía compararla en el recuerdo con las vetas del papel de un libro que vio una sola vez o con la espuma de un río antes de una famosa batalla. "Mi memoria es como un vaciadero de basuras", decía después de reconstruir dos o tres veces un día entero. Aitken, en su admiración por el personaje creado por Jorge Luis Borges, apela a ese vértigo mercurial del ojo y explora las posibilidades perceptivas, narrativas y poéticas de un entorno global producidas por las nuevas tecnologías de la comunicación. Las sensaciones visuales y auditivas que el espectador tiene frente a sus instalaciones compuestas por grandes pantallas se parecen a un inmenso catálogo mental que desafía toda narración lineal: rostros, ritmos, paisajes, silencios, letanías y gestos le sumergen en un tiempo deleuziano (el Aión) en el que el presente lo es todo y el pasado y el futuro sólo indican la diferencia relativa entre dos presentes que se extienden y se contraen.

CaixaForum inaugura el próximo miércoles la exposición Estaremos seguros mientras todo se mueva compuesta por tres instalaciones, I am in you, 2000 (estoy en ti), Blow debris, 2000 (escombros que vuelan) e Interiors, 2002 (interiores) y la serie de fotografías de la serie Plateau, 2002 (altiplano). Paralelamente, Aitken presentará en el Pabellón Mies van der Rohe la pieza (Skyliner, 2004) (líneas en el cielo), una instalación sonora concebida expresamente para la singular arquitectura minimalista en donde será el visitante el que con su desplazamiento active y componga las azarosas secuencias sonoras. "Me interesa la idea de lo inmaterial, de intentar hacer obras de arte invisibles. Me gustaría que Skyliner fuese una obra muy generosa, que ofreciese al espectador la posibilidad de entrar, pasar un cierto tiempo, descubrir algo y después marcharse", explica.

PREGUNTA. Su exposición en CaixaForum es un buen ejemplo de cómo entiende y trabaja con el sonido, las imágenes y la arquitectura. Sin embargo, no es fácil encontrar un ángulo desde el cual aproximarse a su trabajo, usted no aborda la narrativa como un cineasta convencional, o un novelista.

RESPUESTA. No me interesan las aproximaciones únicas. Veo cada momento de la vida como un nuevo escalón, una nueva experiencia y, sobre todo, un descubrimiento. Usted habla de "narración", pues bien, eso es algo que me crea cierta inquietud, la idea de que a menudo los seres humanos nos comunicamos de una manera basada en la linealidad, es esa forma en que uno cuenta una historia o ve una película. Yo no me reconozco en ese método. Entiendo la experiencia de vivir como si fueran series de fragmentos, como un montaje tridimensional que está cambiando incesantemente.

P. Existe una idea, que flota sobre bienales y otras grandes exhibiciones, de que creadores como usted tienen algo que ver con la "tecnologización" del arte. ¿Se plantea su trabajo como una profesión técnica o es algo parecido a como un músico piensa en su instrumento?

R. Supongo que si uno piensa que está tocando un instrumento le resultará imposible tocarlo.

P. Y cuando explora esos paisajes oníricos, como la atmósfera desértica de Jonestown, en la jungla de Guyana, donde hubo un famoso suicidio en masa de miembros de una secta (Monsoon, 1995), o una remotísima mina de diamantes en Namibia (Diamond sea, 1997), en ambos trabajos no hay presencia humana, usted juega con conceptos como la erosión, la inacción y el tiempo, que avanza muy lentamente. El resultado ¿qué es? O mejor, ¿qué ven los espectadores, un documental o un filme de ficción?

R. Quizá debería hacerle esta pregunta al espectador. Yo en algunos casos los veo como intentos de crear paisajes psicológicos, mundos que han quedado atrapados entre la ficción y la no ficción. Son obras que buscan algo que no está ahí, una resonancia, un silencio a punto de romperse, se concentran en algo que no está para intentar descubrir qué clase de vacuidad las envuelve, para ver si el silencio puede convertirse en una naturaleza de diferente índole.

P. No sólo le atraen los lugares remotos, también vivir experiencias extremas. ¿Cómo recuerda la obra The longest sleep: Pacific ocean (1999)?, en la que cruzó dormido el canal de Panamá?

R. Cada obra que uno ve debería ser como encontrar a una nueva persona, y cada obra que uno hace debería ayudar a hacer de uno mismo una nueva persona. Me atraen los proyectos que son imposibles de realizar o que cambian en un momento dado del proceso. A veces esto se da en algunas localizaciones. Hacer Pacific ocean fue un desafío muy físico. Si no me planteara retos en el arte quizá preferiría desaparecer y hacer algo totalmente diferente.

P. Las imágenes que aparecen en sus instalaciones son material encontrado y otras que usted mismo crea. ¿Cómo las edita?

R. Como si fueran un sueño, un lúcido sueño.

P. ¿Cómo ha trabajado el sonido en la obra I am in you (2000)? (en ella la voz de una niña se abre paso entre una marea de imágenes, repite siempre el mismo enunciado, "you can't stop", y luego se desvanece).

R. ¿Violento, brusco, seductor, agresivo, tierno? Música de piano de Bach, frecuencias electrónicas y una niñita hablando muy lentamente sobre cómo se vive rápidamente en la vida moderna. Oímos su voz, ella vive en el presente absoluto.

P. Su trabajo ofrece una nueva vía para abordar la temporalidad, en sus instalaciones construye mundos multitemporales, son mundos abiertos y cerrados, circulares. En ese sentido ha sido comparado con Robert Smithson, por cómo explora las nociones de tiempo y espacio. Como usted, Smithson entendía el paisaje como un complejo conglomerado de elementos dispares.

R. Sí, el tiempo es algo que siempre me ronda, y como no puedo entenderlo del todo me pongo a trabajar para ver si así puedo acercarme más a algún nuevo sentido o punto de vista que me ayude en esa obsesión. Mis obras son experimentos, la mayoría de las veces no salen bien pero en ocasiones me ayudan a meterme a fondo en algo que normalmente sólo conozco desde fuera.

P. El paisaje de los suburbios de Los Ángeles o el del tráfico nocturno, las antenas parabólicas o el Paseo de la Fama de Hollywood juegan un papel central en la mayoría de sus obras.

R. Me interesa el nuevo paisaje, ese que tiene muy poca historia, el paisaje del presente. Vivimos en un mundo de cambios constantes, nomadismos e interrupciones. En esa parte del mundo que todavía no ha encontrado su sitio en la historia es donde yo he nacido.

Doug Aitken. Estaremos seguros mientras todo se mueva. CaixaForum. Avenida del Marqués de Comillas, 6-8. Barcelona. Del 7 de julio al 26 de septiembre.

Imagen de la instalación arquitectónica 'Interiors' (2002), de Doug Aitken.
Imagen de la instalación arquitectónica 'Interiors' (2002), de Doug Aitken.

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