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Reportaje:Eurocopa 2004 | España renueva su banquillo tras el fracaso en Portugal

Luis logra su objetivo

A punto de cumplir 66 años, el técnico más veterano de Primera es elegido seleccionador por una comisión de 'sabios'

A las seis y cuarto de la tarde de ayer, Luis Aragonés, a punto de cumplir los 66 años, se acercó el auricular del teléfono a una de sus canosas patillas en forma de hacha. Apretó el botón verde del aparato, el mismo que llevaba brincando sin descanso y hasta casi cien veces desde las nueve de la mañana, y escuchó que la comisión de sabios del fútbol español le ha elegido "por consenso" sustituto de Iñaki Sáez al frente de la selección española. Ángel María Villar, el presidente de la federación, lo confirmó veinte minutos más tarde dividiendo en tres apartados la explicación de la decisión: "Es un magnífico entrenador, tiene un gran historial y está muy ilusionado". Junto a Luis, que aún no ha rubricado su contrato, que será por dos años y a razón de 800.000 euros anuales, se incorporará su preparador físico habitual, Jesús Paredes.

En el debate final sólo se habló de Floro y del hasta ahora entrenador del Mallorca
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El comité, compuesto por Villar; el presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles, Gerardo González Movilla; los delegados de la selección, Pedro Cortés y Juan Luis Larrea; el presidente en funciones de la Liga de Fútbol Profesional, José Luis Astizarán; el presidente de la federación madrileña, Vicente Temprado; el de la catalana, Jaume Roura; el presidente del Comité Nacional de Árbitros, Ramón Cobo, y el presidente del Centro de Estudios para la Investigación y Desarrollo del Fútbol, Eduardo Herrera. discutió aproxidamente durante unas dos horas. En el debate sólo se barajaron dos nombres: Luis y Benito Floro. De hecho, Villar telefoneó "a don Benito Floro" para comunicarle "personalmente" que no era el escogido.

Luis Aragonés Suárez, nacido en Hortaleza (Madrid) en julio de 1938, llevaba más de una semana esperando la llamada de la federación. Esta vez sí le apetecía. Incluso estaba encaprichado con la idea. Una ambición que cristalizará en su presentación oficial ante los medios de comunicación la próxima semana, tras formalizar su compromiso, y en el banquillo el día 18 de agosto, en Las Palmas, en un partido amistoso contra Venezuela. El plan que ha expuesto Luis en esta semana previa a su designación ha sido el de una "gran sentada" en la que diversos estamentos relacionados con el fútbol, desde los propios jugadores hasta los periodistas, debata cuál es el modelo que debe seguir el equipo nacional. "El gran problema de la selección es que no es un equipo y no se sabe a qué juega", ha repetido el preparador siempre que se le ha preguntado por los reiterados fracasos de España. Ahora, recordando su propio diagnóstico, recomienda la misma receta: "Buscar una identidad".

Hace sólo seis años ya recibió Luis una comunicación idéntica a la de ayer. Pero entonces le pusieron trabas a la hora de elegir a sus ayudantes. Y renunció en favor de José Antonio Camacho. Esta vez no ha habido problemas con sus peticiones. Tampoco para rescindir el contrato recién firmado que le ligaba una temporada más al Mallorca. El presidente del club balear, Mateo Alemany, confirmó ayer su predisposición a liberar de su compromiso al técnico "en bien del fútbol español". Eso sí, insistió en sus quejas por la manera de proceder de la federación: "No son formas".

A Luis, elegido por una comisión de sabios, no le gusta que le llamen El Sabio. Prefiere el apodo de Zapatones. Tampoco le gusta que se hable de sistemas. Ni de modelos de juego. Ni de números escalonados que definan un modo de jugar. A él lo que le gusta es hablar de "los pasillos de seguridad". El fútbol, según Luis, empieza en "los pasillos de seguridad" y acaba en la psicología aplicada a los jugadores clave de esos "pasillos de seguridad". Para él, hay pasillos y pasillos. Por ejemplo, existen los pasillos defensivos, los de creación y los de gol. Si no funcionan, "no hay equipo que juegue bien".

El veterano técnico confiesa que sigue aprendiendo, "sobre todo psicología". En su opinión, es fundamental la motivación de los jugadores. La manera de conseguirlo varía según el tipo de vestuario. También, según los tiempos: "La gente cambia". Hace años, por ejemplo, motivo al Atlético en el descanso de una final de la Copa del Rey contra el Madrid asegurando que, si el equipo no ganaba, se metería "una botella de Coca Cola por el culo". El Atlético venció aquel encuentro y se llevó el trofeo.

Luis comenzó su carrera de entrenador contra su voluntad. A principios de noviembre de 1974, con 36 años, aún correteaba por el césped del Calderón vestido de corto. Pero a finales de ese mes se sentaba en el banquillo. "No quería, pero me lo pidió Vicente Calderón y era un hombre que imponía mucho". Antes había jugado diez temporadas como rojiblanco, aunque comenzó su carrera en el filial del Madrid, que le cedió a varios equipos y le traspasó finalmente al Betis. Es el técnico que más partidos ha dirigido en Primera, 687, y, según él, hay Luis para rato: "No viene a cuento que me retire". Está convencido de que trabajar con gente joven retrasa el envejecimiento. "Seguiré, aunque cada año estoy más viejo", dice.

Y sigue, aunque ahora sea en la selección. Su única asignatura pendiente. Su gran objetivo.

Luis Aragonés, en la banda, durante un encuentro de la Liga.
Luis Aragonés, en la banda, durante un encuentro de la Liga.EFE

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